Si el año pasado el interior de Galicia, sobre todo la provincia de Ourense, era el que sufría con más intensidad las consecuencias del fuego, este año parece repetirse el modelo. Ayer la Consellería de Medio Rural informaba de que el último incendio registrado en lo que va de semana, el que afectó a la parroquia de Cereixedo, en Cervantes (Lugo), había quedado extinguido en torno a las 19.00 horas tras quemar 20 hectáreas de superficie rasa desde que se inició, las tres de la madrugada.

Pero ese es solo el último de los fuegos a los que se ha enfrentado la comunidad gallega desde el pasado fin de semana. El resto se ensañó con la provincia de Ourense y supone, según los partes informativos de Medio Rural, que las llamas convirtieron en cenizas a través de seis incendios más de 300 hectáreas desde el sábado.