Los obispos gallegos emitieron ayer un comunicado conjunto en el que trasladan su solidaridad a los afectados por los incendios y a las familias de las víctimas mortales, al tiempo que consideran que causar un fuego de este tipo es "un gesto de grave inmoralidad". En el texto, firmado por todos los obispos de la comunidad, muestran su "solidaridad y solicitud fraterna" con los afectados por los fuegos que "han sacrificado vidas humanas y han causado sufrimiento a miles de personas".

"Nos sentimos unidos a los pueblos y a las aldeas más afectadas", indican los obispos, que apuestan por que "nadie se sienta solo en la necesidad" y por "agradecer tantos gestos de solidaridad de amigos y vecinos". En la misma línea, muestran su "reconocimiento y apoyo" a los miles de implicados en el operativo de lucha contra el fuego, que "se esfuerzan por salvar vidas, aliviar daños y evitar la pérdida de personas y bienes, incluso a costa de cansancio y riesgos personales" en "circunstancias extremas".

Tras mostrar su disposición para la acogida y ayuda a los que lo necesiten, los obispos han condenado las acciones de quien causa de forma voluntaria este tipo de incendios, que "ponen en riesgo la vida de personas y dañan el medio ambiente, tan necesario para la vida". "Provocar un incendio es un gesto de grave inmoralidad, en el que la persona muestra una actitud ante los hermanos y ante la naturaleza contraria al bien querido por Dios", concluyen.