Los peores augurios para el cerco gallego en relación con la pesca de sardina se confirmaron ayer al conocerse la recomendación del Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES, por sus siglas en inglés) de vetar la pesca de la especie en aguas ibéricas durante el próximo año, lo que supone fija un total admisible de capturas (TAC) cero.

El organismo que se encarga de asesorar a Bruselas sobre los niveles sostenibles de capturas defiende el cierre ante la necesidad de aplicar un plan de choque que permita detener el fuerte desplome que sufre la población de esta especie, para la que ahora manejan unas perspectivas "más pesimistas". La postura del ICES -pese a que su recomendación no es vinculante y, además, la sardina no está sometida a cuota- marca el camino del plan de gestión conjunto que deben pactar los Gobiernos español y luso, en el que fijarán las cuotas de pesca para 2018 bajo la estrecha vigilancia de Bruselas. El cerco gallego ya avanzó que "dará batalla" para lograr que el acuerdo final se acerque a los volúmenes de capturas registrados el año pasado.

"Esperemos que no se aplique la medida porque sería una barbaridad y nos pondría contra las cuerdas después del recorte del 20% en la caballa" denuncia el portavoz de la Asociación de Armadores de Cerco de Galicia (Acerga), Andrés García.

El primer paso para el cambio en la gestión de la sardina lo dio ayer la ministra de Mar lusa, Ana Paula Vitorino, al comunicar que el Ejecutivo portugués propondrá en las negociaciones que el límite de capturas se fije "entre las 13.500 y las 14.000 toneladas" en las zonas VIIIc (desde Fisterra al golfo de Vizcaya) y IXa (de Fisterra al golfo de Cádiz), frente a las 17.000 de este año.

El recorte en el cupo amenaza con asestar un nuevo golpe al cerco gallego, que tiene en la especie su segundo recurso más cotizado, que este año reportó 5,9 millones de euros por la venta de 3.441 toneladas descargadas en las lonjas gallegas. Unas cantidades que bajarían a cero si las recomendaciones del ICES mandan sobre las negociaciones entre España y Portugal.

La postura de los científicos no es nueva. Según los cálculos realizados por los expertos, para esta zona de pesca sería necesario mantener las capturas en cero durante quince años para que la población de sardina llegase a los niveles que consideran "aceptables".

García, sin embargo, considera que la fijación de un TAC cero no es la opción más acertada. "Los propios científicos reconocen en sus informes que este problema no se debe a un aumento de la mortandad, sino a otros factores que nada tienen que ver con la evolución de las capturas", defiende el portavoz de Acerga. El ICES reconoce que aún con la veda del próximo año y, por tanto, con la reducción a cero del impacto de la pesca, la población de sardina continuaría a la baja.