Acabar con los vertederos incontrolados fue uno de los motivos por los que las autoridades impulsaron la instalación de los puntos limpios por Galicia. Los últimos datos de la Xunta indican que más de 140 se reparten por la comunidad gallega para facilitar a los hogares (y municipios) deshacerse de enseres y electrodomésticos, incluso residuos considerados peligrosos, que no tienen cabida en los contenedores habituales por su tamaño o por su composición.

En los puntos limpios casi cabe de todo, desde restos metálicos del hogar (somieres, bicicletas o estanterías...) hasta aparatos eléctricos o electrónicos, como planchas y ordenadores, los omnipresentes móviles y hasta guitarras eléctricas.

Pero si estas instalaciones hasta ahora estaban pensadas para realizar una separación selectiva y un almacenamiento temporal de los desechos que llegan a ellas, la pretensión de la Consellería de Medio Ambiente es que evolucionen hacia centros de reparación y de reutilización. Esa es una de las tareas que deberán acometer quienes resulten adjudicatarios del lote incluido en el contrato para del servicio para el diseño y ejecución de actuaciones para la mejora de la gestión de residuos urbanos en la comunidad durante este ejercicio.

Se trata de un contrato que se licita por un importe superior a un millón de euros y que busca como objetivo principal impulsar la recogida separada de residuos orgánicos y su reciclaje, dado que ahora el resultado de la recogida selectiva para la fracción orgánica es del 10% y en 2020 la normativa indica que debería llegar al 50%. El contrato se divide en siete lotes y uno de ellos consiste en actuaciones que persiguen "la puesta en marcha de una red" para la "reparación de aparatos estropeados y su utilización (organización de talleres, alquiler de herramientas...) así como la creación de grupos de trabajo que conformen una red de cooperación".

En la tarea es clave que los puntos limpios "puedan evolucionar" hacia la prestación de servicios "complementarios que favorezcan la prevención y reutilización de residuos", expone el contrato, que indica que el adjudicatario debe recopilar iniciativas en esa línea y elaborar contenidos web para que los gestores de los puntos limpios conozcan las posibilidades que ofrecen las instalaciones. Entre ellas, "ampliar sus funciones para convertir el punto limpio en un espacio de intercambio, reparación-autorreparación y reutilización de utensilios o residuos".

Y habrá que pasar del dicho al hecho, porque uno de los cometidos de la empresa adjudicataria será llevar a cabo un proyecto piloto demostrativo para el desarrollo de espacios municipales de reparación e intercambio de objetos y la autorreparación, la reutilización de muebles, ropa o electrodomésticos mediante formación, préstamo de herramientas u otras medidas "similares" para particulares.

La apuesta por la creación de una red para la preparación para la reutilización y reparación -el estadio previo a la vuelta de los objetos al mercado, pero de segunda mano- conlleva la posibilidad de crear empleo para colectivos en riesgo de exclusión social, apunta la Administración gallega.