En los últimos 30 años, desde la aprobación de la Ley de Costas (1988), la superficie del litoral construida se ha duplicado, pasando de 240.000 a 530.000 hectáreas, lo que supone que un 13,1% de la franja costera española -los diez primeros kilómetros- está urbanizada, frente al 2% del interior de la Península. Sin embargo, Galicia es una de las comunidades que mejor resiste el avance del hormigón y el ladrillo en su litoral, con una ocupación de tan solo el 8,4%, únicamente por detrás de Asturias (6,7%) y Baleares (7,2%). Así lo concluye Greenpeace en su informe A toda costa 2018, presentado ayer en Barcelona a bordo de su barco Esperanza.

La responsable de Biodiversidad de la organización ecologista, Pilar Marcos, aseguró que la Ley de Costas y la del Suelo, aprobada esta última hace 20 años, otorgó una gran potestad a los municipios para urbanizar en la costa, y lamentó que en los últimos Presupuestos del Estado tan solo el 7% destinado a la costa es para su preservación.

"Galicia es una de las comunidades con menor superficie costera afectada por la construcción de viviendas e infraestructuras", sostiene Greenpeace, si bien precisa que el dato de ocupación del 8,4% se ha visto afectado por la ola de incendios del pasado año en el entorno de Vigo. En todo caso, "el incremento el ladrillo desde 1987 también es el más bajo de toda España".

Dice Greenpeace que Galicia presenta "una de las costas más preservadas" de España, circunstancia que atribuye a la "dureza del clima" en comparación con la vertiente mediterránea. La mayor "degradación" de la costa en la comunidad gallega corresponde a la provincia de Pontevedra, en la que Greenpeace calcula que está ocupada por la construcción el 12,1%. En la de A Coruña, el área "artificializada" supone el 7,6% del total, mientras que en Lugo solo llega al 5%, a pesar del "crecimiento desordenado al estilo mediterráneo" que se ha registrado en los últimos años en los tramos de costa cercanos a la playa de As Catedrais, como sería el caso del Concello de Barreiros.