La memoria enterrada logró sepultar al olvido. Pero tuvieron que pasar casi siete décadas para cerrar una de las miles de historias que tras el estallido de la Guerra Civil estuvieron silenciadas y escondidas en los hogares de los represaliados del franquismo. Tras años de búsqueda de testimonios, investigación en archivos y burocracia administrativa, los viejos huesos vencidos de cuatro guerrilleros abatidos en Val do Dubra en marzo de 1949 volvieron a casa y sus familiares pusieron fin a 70 años de duelo.

Los restos de los cuatro miembros del destacamento Manolo Bello, perteneciente a la IV Agrupación del Ejército Gerrillero de Galicia, salieron de las tinieblas de la represión en octubre de 2016. Entonces, las palas, los picos, los punzones y las brochas del equipo de voluntarios de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), el grupo originario del Bierzo leonés promotor de las primeras exhumaciones de víctimas del franquismo en España, se pusieron a trabajar en el atrio de la iglesia de Paramos. Ayer, los restos de Vicente Peña Tarrasa (natural de Palma de Mallorca y residente en Narón), Manuel Pena Camiño (vecino de A Coruña), José María Castelo Mosquera (nacido en Iñás, en Oleiros) y Manuela Teiga (natural de la aldea de Aro, en Negreira) fueron entregados a sus familias en un acto de homenaje en el auditorio de Bembibre (Val do Dubra). Los tres primeros eran miembros del destacamento Manolo Bello y la mujer, sobrina de la mujer de la casa donde se ocultaron y se produjo el tiroteo.

Desde que la ARMH abrió la primera fosa del franquismo, en Priaranza del Bierzo en octubre del año 2000, ya han sido recuperadas más de 1.400 víctimas en toda España. En Galicia, exhumaron 53 cuerpos en 18 fosas, un balance al que hay que añadir tres exhumaciones más fuera de la comunidad en las que identificaron a cinco represaliados gallegos y otras seis tumbas buscadas sin éxito.

Carmen García-Rodeja, investigadora de la ARMH, advierte de que todavía persisten "trabas" tanto por parte de las autoridades civiles como religiosas para localizar fosas del franquismo y "muchas complicaciones" para poder exhumar los cuerpos. "Falta colaboración", cuestiona García-Rodeja, quien avanza que la asociación tiene indicios de varias fosas pendientes de la exhumación y lamenta que persista aún el "miedo" entre vecinos de familiares de víctimas.

"Peleamos contra el silencio de los vecinos que no quieren hablar del tema", defiende García-Rodeja, y advierte de que en Galicia "todos los que hablaron del tema fueron represaliados", porque "aquí, fue triunfar el golpe de Estado y entraron a saco" los colaboradores de la dictadura, informa Efe.