Solo trece ayuntamientos gallegos tienen un saldo vegetativo positivo. Es decir, registran más nacimientos que defunciones. Y ninguna de las siete ciudades está en esta lista. Los municipios más vitales desde el punto de vista demográfico suelen ser las localidades dormitorio situadas en el entorno de las grandes urbes: Arteixo, Bergondo, Oroso, Ames, Burela, Barbadás, San Cibrao das Viñas, Oia, Pontecesures, Poio, O Porriño, Salceda de Caselas y Soutomaior.

En el otro extremo están los ayuntamientos donde cada bebé que se da de alta en el registro es casi un milagro. En nueve municipios gallegos no hubo ningún nacimiento a lo largo de todo el año pasado: Negueira de Muñiz, Baños de Molgas, Beariz, O Irixo, Calvos de Randín, Gomensende, Verea, San Xoan de Río y A Gudiña.

Y en uno de cada cinco ayuntamientos de la comunidad, un total de 71, los alumbramientos no llegaron a cinco en todo el año, la mayoría en las provincias de Lugo y Ourense, las que acusan la mayor sangría demográfica. Los nacimientos en la provincia de Lugo cayeron el año pasado cerca de un 1,8% mientras que en Ourense, el descenso fue del 5,5%, lo que la coloca como el segundo puesto a nivel autonómico detrás de A Coruña (-7,8%).