Mezquitas, locutorios, restaurantes, cafeterías, teterías, oratorios, pisos. Son algunos de los puntos que vigilan las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad tras activarse en 2015 el nivel de alerta antiterrorista 4 (riesgo alto) después de los atentados yihadistas en Francia, Túnez y Kuwait. Hasta 34.000 focos de radicalización musulmana tiene identificados en España el Ministerio del Interior. Galicia no es una isla en este mar de puntos conflictivos que pueden derivar en procesos de fanatismo yihadista.

Según el mapa del Centro de Inteligencia Contra el Terrorismo y el Crimen Organizado, dependiente de la Secretaría de Estado de Seguridad, en la comunidad gallega están controlados 410 puntos de riesgo, el doble que los detectados en Asturias (210) y más del triple que los registrados en Cantabria (138). Con la vigilancia de estos puntos, Interior trata de identificar los colectivos con mayor riesgo de sufrir una radicalización violenta y así poder actuar sobre ellos e intentar evitar la captación, adoctrinamiento o envío de jóvenes reclutados a Irak o Siria.