La conflictividad entre rejas se ha disparado en los últimos años y los funcionarios están cada vez más en el punto de mira de los reclusos. Y ya no solo como blanco de agresiones en cada enfrentamiento que se produce en los penales sino que también se han convertido en objetivo de los presos más peligrosos. Las investigaciones de Policía Nacional, en colaboración con Instituciones Penitenciarias, han destapado el plan para asesinar a un funcionario de Teixeiro (A Coruña) urdido por G. Biondo, un líder mafioso de origen calabrés condenado por tráfico de drogas encarcelado en el penal coruñés.

El cerebro del complot, según desveló ayer El Español, habría informado de sus planes a otros internos que habrían manifestado su disposición de sumarse al plan ideado por el conocido narcotraficante vinculado a la mafia Ndragheta, una de las más activas que operan en el sur de Europa. G. Biondo, implicado en varios delitos contra la salud pública, fue detenido en 2015 en Lloret de Mar (Girona).

Precisamente ayer funcionarios de prisiones de todo el país se concentraron en Madrid para exigir más personal y mayor seguridad y que sean reconocidos como reconocidos agentes de seguridad.

Terrorismo yihadista

Por otra parte, dos meses después de que la Audiencia Nacional desarticulase una red de captación yihadista formada por 25 presos musulmanes en 17 cárceles del país -entre ellos tres reclusos en el penal coruñés de Teixeiro-, los tentáculos del terrorismo yihadista reaparecen en una nueva operación policial entre rejas. Las investigaciones de varios operativos contra el tráfico de drogas junto con la documentación intervenida a los reclusos que formaban parte del frente de prisiones desarticulado a principios de octubre han llevado a la detención de cuatro ciudadanos sirios, que ya cumplían condena por narcotráfico y por tráfico de inmigrantes, al constatar que estas actividades servían también para financiar el terrorismo yihadista. Entre los cuatro acusados hay un recluso en Teixeiro, O. Mohamed, sometido ayer al registro de su celda por personal trasladado desde Madrid. Los otros tres investigados cumplen condena en Valdemoro y Aranjuez (Madrid) y en Ocaña (Toledo).

Desde el centro penitenciario de Teixeiro vinculan el operativo contra la financiación del terrorismo yihadista con los interrogatorios y registros a los reclusos que formaban la red de reclutamiento y adoctrinamiento desarticulada hace poco más de dos meses. De este grupo, que según los investigadores estaba muy organizado y estructurado y que ya había amenazado a varios funcionarios penitenciarios, formaban parte tres internos en el penal coruñés: Jamal Zougam, único autor material de los atentados del 11-M y que ya lleva más de tres años en Teixeiro; Rochdi Abdeselam, condenado en 2015 por reclutar yihadistas para luchar en Siria; y Kalif Mohamed. Los dos primeros comparten módulo, en el 13 -reservado para los primeros grados- y el último está en el 12, ocupado por reclusos en espera de juicio o sentencia firme. Funcionarios de Teixeiro cuestionan la dirección del penal coruñés no haya procedido al traslado y dispersión de los reclusos implicados en la red de reclutamiento y adoctrinamiento yihadista.