Deseado por todos y rodeado siempre de polémica, el voto emigrante fue hasta 2011 uno de los grandes protagonistas en casi todas las citas con las urnas en Galicia. Pero la reforma pactada hace nueve años por PP y PSOE con los nacionalistas vascos y catalanes por la que se vetó su participación en las elecciones municipales y se impuso el voto rogado en autonómicas, generales y europeas obligándoles a pedir las papeletas, dejó prácticamente vacías las sacas de sufragios procedentes del exterior. Conscientes de su peso en el censo electoral, los partidos crearon una subcomisión en el Congreso hace dos años para suprimir el llamado voto rogado y así facilitar el ejercicio del sufragio de los españoles residentes en el exterior. Con el objetivo de que la reforma esté ya lista para las elecciones del próximo mes de mayo, PSOE y Podemos presentaron una proposición de ley en la Cámara baja para eliminar el voto rogado, con la ampliación de plazos para que no peligre la llegada de las papeletas del exterior.

El PP se opone a la reforma planteada desde el partido de Gobierno al entender que no ofrecer garantías suficientes para evitar posibles fraudes. Por su parte, Ciudadanos tiene dudas sobre la proposición y requiere a la Junta Electoral Central que la examine.

De tramitarse por la vía de urgencia la iniciativa de los dos grupos de izquierdas, la primera cita electoral en Galicia sin voto rogado serían las autonómicas del próximo año. Y lo harían a través de una papeleta en blanco donde plasmar su opción política.

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La reforma del sufragio exterior reavivará la batalla ya que su peso en el censo electoral de la comunidad alcanza el 17% -son más de 450.000 los gallegos inscritos en el Censo Electoral de Residentes Ausentes (CERA)- y representan el 22% del colectivo español con derecho a sufragio fuera del país.

Papeleta y fotocopia del DNI

La propuesta de PSOE y Podemos defiende el envío de oficio de la papeleta electoral a los españoles en el exterior a partir del décimo octavo día desde la convocatoria de los comicios, lo que da a los electores tiempo suficiente para elegir si votan por correo o en urna. Con este envío de la papeleta al domicilio, se pone fin al voto rogado, por el que se obligaba a la diáspora a pedir una acreditación para que le fuese concedido el sufragio. Un sistema que hizo caer en picado la participación de la diáspora ya que antes de la reforma de 2011 superaba el 30% y desde entonces no alcanza el 5%.

Para emitir el sufragio se plantean dos opciones: bien acudir presencialmente al consulado, para lo que se amplía de tres a siete días el plazo, o hacerlo por correo ordinario o certificado. En ambos caos se certificará la emisión del voto con un sello. Según explicó el portavoz del PSOE en la Comisión Constitucional, Gregorio Cámara, con esta propuesta se mantienen las garantías existentes en el sistema de identificación de los votantes introducido en la reforma de 2011, puesto que continuará siendo obligatorio incluir en el sobre dirigido a la Junta Electoral correspondiente, junto con el sobre de votación, una fotocopia del pasaporte o del DNI.

Con el fin de fomentar el voto presencial, PSOE y Podemos también abogan por ampliar la red de colegios en el extranjero, añadiendo a las embajadas o consulados otros centros de votación.

Desde el PP rechazan la iniciativa de los dos grupos de izquierdas porque cree que las recetas del Ejecutivo no ofrecen garantías para evitar posibles fraudes en el voto exterior. Entre otras cuestiones, en la propuesta de reforma de los populares que presentaron el miércoles recogían la remisión de la documentación electoral por valija diplomática, la existencia de una especie de certificado personal que se presentaría ante funcionarios habilitados para cursar el sufragio por correo o a la ampliación a 1.000 puntos los lugares en los que votar en urna, incluidas las casas regionales o sedes del Instituto Cervantes.