El Ministerio del Interior contabilizó 204 sustracciones en la comunidad gallega durante el año 2018, un 2,8% menos que en el ejercicio anterior, cuando los robos en el territorio sumaron un total de 210. Esto supone que las explotaciones agrícolas y ganaderas sufrieron 17 hurtos al mes, lo que coloca a Galicia como una de las doce comunidades autónomas en la que las cifras descendieron.

Los datos, avanzados por la asociación Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos, señalan 11.749 sustracciones „con o sin violencia„ a nivel nacional, un 14% menos que en 2017.Dentro del total, solo cuatro comunidades registraron más robos que en el año anterior „Baleares, Navarra, País Vasco y Murcia„ y doce redujeron su criminalidad. Así, Asturias, con un 20,8% menos, lidera la lista de comunidades en las que más bajó el número de hurtos en el rural, seguida por Castilla y León, con 19,2% menos y la Comunidad Valenciana (-19,01%). La Rioja, con un 5,5% menos y Galicia, a diez puntos de la media nacional, con un 2,8% menos, cierran la clasificación.

Desde el colectivo de agricultores y ganaderos recomiendan denunciar siempre estos hechos, pese a que solo el 18,5% del total nacional se resuelven.Además, afirman que los robos reiterados en explotaciones se han convertido en una de las razones más importantes para dejar de invertir en el medio rural, sobre todo en paneles solares, electrificación y regadío o en maquinaria.

Los robos más repetidos en las explotaciones gallegas son los relacionados con las cosechas, el gasoil, herramientas, el ganado y todo tipo de maquinaria, según Unións Agrarias, aunque "con la crisis se notaba mucho más, ahora no destaca de manera importante", explican desde el sindicato. A todo este botín, Unións Agrarias añade la vulnerabilidad de los ancianos que viven solos como otro de los peligros del campo, ya que estos pueden ser el principal objetivo de los criminales. Como suceso más destacado del pasado año, el sindicato recuerda el robo de todos los cerdos de una explotación porcina, lo que provocó inseguridad para la zona afectada por el suceso.

Pese al descenso producido en la Comunidad, las provincias no siguen la misma tendencia. Es el caso de A Coruña, donde la criminalidad en el campo ha crecido y ya supone un 10,1% más que en 2017, con 65 robos frente a los 59 del pasado año. Lugo se mantuvo en 2018 con la misma cifra, 27, mientras que en Pontevedra, con 59 hurtos frente a 63, cayó su delincuencia un 6,3%. En Ourense la bajada fue mayor, con un 13,11% menos de sustracciones, donde la evolución fue de 53 robos en comparación con los 61 del año anterior.

Siete Equipos de lucha contra el Robo en el Campo (Roca) de la Guardia Civil vigilan a diario, desde su creación el año 2013, las explotaciones agroganaderas para compartir la oleada de robos y la criminalidad en el rural. La vigilancia permanente y la mejora de la comunicación con los agricultores y ganaderos, mediante la organización de charlas formativas, hacen que estos equipos sean de especial valor para mantener la paz en el rural gallego.

En total, Galicia cuenta con siete equipos Roca „cuatro en A Coruña y uno en cada una de lastres provincias„ que se dedican en exclusiva a vigilar las actuaciones en el campo, una misión para la que cuentan con el respaldo de otras estructuras de la Guardia Civil como las Secciones de Intervención Rápida (SIR) de las comandancias o el Seprona. Los agentes realizan un seguimiento e investigación de los sospechosos y sus funciones varían según las necesidades de los dueños de las explotaciones.