Cinco fragatas F-110 para la Armada. Es el contrato más esperado por el sector naval gallego en la última década, tanto por la inversión que acarrea como por el empleo y la carga de trabajo que generará en los astilleros de Navantia. En vísperas electorales, el Consejo de Ministros dio luz verde ayer a la construcción de las F-11 por 4.317 millones de euros, la mayor inversión de la historia en la comarca ferrolana. La entrega de la primera está prevista para el año 2026 y la última en 2031, lo que supone carga de trabajo desde este año y por un periodo de 13 años, según detalló ayer el delegado del Gobierno en Galicia, Javier Losada.

La previsión inicial era que la orden de ejecución de las fragatas se aprobase ya el pasado mes de diciembre para que se comenzasen a construir nada más arrancar el año. Sin embargo, durante el acto de entrega del buque Furor a la Armada en las instalaciones de Ferrol el pasado mes de enero, la ministra de Defensa, Margarita Robles, anunció para mayo el inicio de la construcción.

El nuevo contrato para los astilleros ferrolanos supone uno de los pilares del plan estratégico de Navantia, que garantiza carga de trabajo para la viabilidad de la planta. El proyecto representará el 40% de la contratación prevista por la empresa pública para los próximos cinco años y generará unos 8.000 empleos en la próxima década. Las nuevas fragatas sustituirán a seis de la clase Santa María, que datan de hace ya 35 años.

Las fragatas F-110 son buques escoltas oceánicos polivalentes. Entre sus características principales figuran que integran a bordo vehículos no tripulados, tienen capacidad para instalar armas de energía dirigida; tienen 145 metros de eslora y 18 de manga, 5.900 toneladas de capacidad y 145 tripulantes. El coste de cada buque se estima en 740 millones.

Este año se presupuestarán los primeros 41,1 millones, una cifra que irá ascendiendo en ejercicios sucesivos hasta completar "la mayor inversión que se produce después del AVE en Galicia", según destacó ayer el delegado del Gobierno.

El valor añadido directo e indirecto de este contrato alcanza los 5.400 millones, supone la creación de 8.000 empleos directos e indirectos, así como 18 millones de horas de trabajo y el 40 % de la contratación prevista por Navantia para los próximos cinco años.

"Se le da a Navantia una estructura de trabajo importante para seguir progresando y supone dar un paso más para la conversión del astillero en un astillero 4.0", concluyó Losada.