En la última legislatura hubo al menos tres diputados gallegos permanentes en la Eurocámara; una cifra que podría rebajarse a dos en el arranque de la legislatura si los pronósticos electorales no sufren ninguna sorpresa.

Entre los asentados, el más veterano era el popular Francisco Millán Món, que sortea los cambios en la lista del PP y repite en el octavo puesto. A menos que se produzca un nuevo descalabro del partido en las elecciones europeas, su escaño está prácticamente garantizado: en 2014, su formación obtuvo 16.

Junto a él, con asiento fijo también se encontraba José Blanco. El exministro de Fomento y antiguo número dos del PSOE encontró reciclaje en Europa en la recta final de su carrera, pues cederá su puesto en la lista a Nicolás González Casares, teniente de alcalde de Lalín, que concurrirá en el puesto nueve.

La tercera con escaño era Lidia Senra. Elegida en 2014 mientras militaba en Anova, ahora sus posibilidades se verán mermadas por la caída electoral de En Marea, formación a la que se adscribió después de las cuitas internas que dividieron al espacio de confluencia. En las últimas generales, el partido de Luís Villares apenas rebasó el 1% de los votos. En el bloque de sus excompañeros, liderado principalmente por Podemos, la referencia será la exsenadora gallega Vanessa Angustia. Irá de 10, así que la consecución de su acta se antoja difícil.

Por útimo, Ana Miranda. Considerada un baluarte dentro del BNG, su experiencia en Estrasburgo se remonta a 2004. En la última legislatura solo pudo ocupar el cargo en la recta final, al compartir el asiento con sus compañeros de Bildu y otras formaciones nacionalistas. Si la coalición Ahora Repúblicas „a la que se suma ERC„ vuelve a conseguir representación, podrá tener protagonismo.