La fragmentación política que marcó las corporaciones locales tras las elecciones de 2015 y el aumento de la competencia entre los partidos a medida que se acercaba una nueva cita con las urnas han elevado la dificultad de gestionarlos concellos hasta el punto de que la mitad de los municipios llega a los comicios del día 26 sin unos presupuestos aprobados para este año, lo que frena el impulso de nuevos proyectos.

Las siete ciudades son un ejemplo de este panorama. Solo Pontevedra y Vigo —única con mayoría absoluta— han logrado sacar adelante sus respectivos planes económicos para este ejercicio, mientras el resto presenta cuentas anteriores prorrogadas. Ourense, de hecho, no ha podido aprobar ni un solo presupuesto durante los últimos cuatro años.

Las cuentas de un ayuntamiento constituyen su principal herramienta de actuación sobre la realidad, más que en el caso de los gobiernos central o autonómicos, que pueden recurrir a los decretos en el caso de que los partidos que los dirigen carezcan de apoyos suficientes en sus respectivos parlamentos. Pero un concello carece de capacidad legislativa, por lo que sin cuentas específicas para un año no puede aprobar nuevas inversiones ni impulsar nuevos compromisos de gasto, incluso aunque su situación económica sea boyante.

Cuentan con un moderado margen de actuación mediante las modificaciones de los presupuestos prorrogados, que permiten ir ampliando o reduciendo partidas de forma puntual, pero cada operación debe ser aprobada en un pleno que, evidentemente, no ofrece muchas facilidades. De lo contrario, el gobierno local contaría con plan económico nuevo.

El año pasado a estas alturas del ejercicio un tercio de los 313 concellos gallegos carecía de presupuestos nuevos, porcentaje que se ha elevado a la mitad justo antes de las elecciones del día 26. Según la base de datos del Ministerio de Hacienda y las comprobaciones de este diario, 155 municipios sí han logrado sacar adelante sus cuentas para 2019, aunque solo 79 pudieron hacerlo en el plazo legal para que entrasen en vigor el 1 de enero. Otros 158 operan con cuentas anteriores prorrogadas, que en el caso de Ourense, única ciudad que gobierna el PP, datan de 2014.

De los 93 municipios de A Coruña, 32 han logrado aprobar sus cuentas para este año. En Ourense son 45 de 92; por 47 de 67 en Lugo y 31 de 61 en A Coruña.

La inminencia electoral ha lastrado las opciones de acuerdos, imprescindibles en la mayor parte de corporaciones. En el caso de las ciudades, solo Vigo presenta una mayoría absoluta que libera al PSdeG de Abel Caballero de la necesidad de apoyos.

El 26-M figuraba en la agenda política como un examen al nuevo ciclo político iniciado hace cuatro años y marcado por la irrupción de las mareas. Este espacio político, sin embargo, llega dividido a la cita con las urnas, marcada por el vuelco al panorama que han supuesto las pasadas elecciones generales del 28-M. En ellas, el PSOE recuperó un liderazgo que lo ha impulsado en las encuestas y el PP ha sufrido un batacazo, víctima en parte de la fragmentación del centro derecha que antes hizo mella en la izquierda. En ese contexto, la competencia en este último espacio político es feroz para tomar el timón de la alternativa al popular Alberto Núñez Feijóo. Y ello dificulta enormemente los acuerdos presupuestarios municipales para tratar de evidenciar ante el electorado las diferencias de proyecto.

El año pasado,A Coruña (Marea Atlántica), Santiago (Compostela Aberta) y Pontevedra (BNG) consiguieron aprobar su presupuesto en los dos primeros meses del ejercicio con acuerdos con fuerzas de izquierda. En Lugo, la socialista Lara Méndez lo logró en abril tras una moción de confianza e incluso en mayo Ferrol (Ferrol en Común) consiguió su primer plan económico del mandato. De ellos, solo el nacionalista Miguel Anxo Fernández Lores ha podido reunir apoyos suficientes para ello este año.