La tierra se agita de forma obstinada en la comarca ourensana de Celanova este verano. Desde el pasado 1 de julio y hasta la noche de este sábado se habían registrado 37 terremotos. El más fuerte, de 3,4 en la escala de Richter, sobresaltó a algunos vecinos en cama y pasó desapercibido para otros, en varios municipios de distintas comarcas de Ourense y Pontevedra. Tuvo su epicentro en Celanova y ocurrió a las 06.08 horas de la madrugada. "El perro, que estaba a mi lado, quería salir de casa y yo no entendía. Estaba en la cama y sentí de repente el terremoto. Fue muy suave. El perro es el que más lo notó", cuenta Angélica, una alemana afincada en el pueblo.

Su vecina Lidia se acostó a las 02.00 horas junto a su marido, tras quedarse a ver la televisión hasta tarde. Ninguno percibió "nada, nada, nada", enfatiza. El temblor se dejó notar, despertando a algunos y sin importunar a otros durante el sueño, en Quintela de Leirado, Muíños, A Merca, Cartelle, Toén, Ribadavia, Cenlle, Ponteareas o Gomesende. "A min espertoume que me saía o corazón do sitio", relataba un vecino de este último municipio.

"Fai como se oíra unha explosión nunha canteira", dice el alcalde de Cartelle, Jaime Sousa (PP). Varios vecinos lo llamaron y le enviaron mensajes para comunicarle que habían sentido el temblor. "Como sae nas noticias, agora a xente xa se dá conta cando sucede de que é un terremoto. Pero non hai preocupación entre os veciños. Eu recordo cando tiña 9 anos e nos sacaran do pobo de Nogueirós a un descampado".

Pese a la sucesión de temblores, ninguno ha sobrepasado la media histórica de seísmos con epicentro en la provincia de Ourense (escala 4 o menos). "En toda la península saltan de vez en cuando enjambres sísmicos y no sabemos muy bien la causa. La probabilidad de que haya un terremoto mayor no sería descartable, pero en esta zona no hay magnitudes grandes", dijo Luis Cabañas, sismólogo del Instituto Geográfico Nacional, tras el episodio de 3,2 del 30 de julio.