El teléfono móvil no solo supone un peligro cuando un conductor desvía la mirada de la carretera para prestarle atención, sino también cuando un peatón se lanza cual zombie de The Walking Dead a cruzar la calle con la mirada fija en un dispositivo que se ha fusionado con el ciudadano contemporáneo de las sociedades en la cúspide de la pirámide económica. Esta situación eleva el riesgo de atropellos y obliga a alertar sobre la necesidad de un uso responsable del smartphone ante el porcentaje de estas prácticas. El 75% de los gallegos reconoce emplear el teléfono en situaciones de tráfico.

El aislamiento en esas situaciones constituye un peligro. "En algunos casos, los peatones van completamente aislados de su entorno, especialmente cuando usan auriculares, algo que realiza el 57% de las personas. Entre ellas, los usos más habituales son para escuchar música (42% de ellas muy a menudo, usando el móvil u otros dispositivos) o para hacer o recibir llamadas (25%)", destaca el IV Informe de distracciones elaborado por BP, Castrol y el Real Automóvil Club de España (Race) y revelado ayer.

El año pasado fallecieron en Galicia 16 personas atropelladas en vías interurbanas y en lo que va de año ya se han alcanzado las siete, según los datos de la Dirección General de Tráfico.

La tentación de cometer esta imprudencia se produce también al volante y, en casos, inducida por terceros. De acuerdo con el citado estudio, el 53% de gallegos reconoce haber telefoneado a alguna persona sabiendo que esta estaba conduciendo en ese momento. El porcentaje de quienes les escriben usando alguna aplicación de mensajería instantánea sube al 63%, según este informe.

"Este dato es todavía más preocupante si se le une el hecho de que el 87% de las personas se han planteado que esa actitud puede provocar un accidente, además de que más de la mitad de la encuesta (55%) entiende que usar el móvil al volante puede suponer un riesgo alto de accidente", añade el documento.

La campaña Stop Distracciones pretende llamar la atención sobre el riesgo de estas prácticas tan asentadas. De hecho, ocho de cada diez gallegos confiesan haber visto a alguien hablando por teléfono mientras conduce, porcentaje que baja al 70% en el caso de otros usos del dispositivo.