Insomnio, irritabilidad, cefaleas, cansancio, dificultad para concentrarse... Son las consecuencias más comunes cuando un ciudadano padece en su hogar ruidos externos que le impiden dormir o realizar su vida cotidiana con normalidad, molestias vinculadas a vecinos incívicos, tráfico —los vecinos de Redondela claman

por las prometidas pantallas contra el impacto de la AP-9— o locales de hostelería bajo la ventana.

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