Con todo despejado para afrontar unas nuevas elecciones generales el 10 de noviembre, no hay que echar demasiado combustible a la maquinaria de los partidos para preparar el nuevo asalto a las urnas porque vienen de otros comicios hace tan solo cinco meses. Están aún muy recientes para cambiar los discursos y los programas. Y lo mismo sucederá con sus candidatos. El propósito es repetir con las mismas caras con las que se presentaron en abril, salvo, quizás, algún cambio puntual.

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