Un total de 195 especies forman parte del Catálogo de Árbores Senlleiras de Galicia. La Dirección Xeral de Patrimonio Natural mantiene actualizado este listado en el que cada año se suman nuevos miembros que, por sus características especiales, merecen recibir una protección especial. Entrar en la lista no es seguro de supervivencia. Los rayos y las nevadas, los incendios, el factor humano o las condiciones del entorno pueden poner en entredicho el valor del ejemplar. Este mes una decena de árboles se juegan su permanencia en el catálogo tras perder el esplendor de hace años.

Patrimonio Natural tiene sobre la mesa diez casos de árboles o formaciones vegetales amenazadas con ser descatalogadas. Su abandono ha tomado forma de expediente administrativo a la espera de que un comité técnico sentencie este mes de noviembre si merecen seguir siendo singulares „ senlleiras„. En la mayor parte de los casos, si no en todos, el veredicto no hará más que confirmar la inminente muerte de los ejemplares. Algunos de ellos se pueden ver en las fotografías de esta página. Se muestran secos, despoblados, partidos o reducidos en grosor y altitud. Han llegado hasta aquí por efecto de la escasa protección, en algunos casos, por los daños ocasionados por las inclemencias meteorológicas o por los hongos, en otros.

Entre las bajas en estudio se encuentran sendos ejemplares de araucaria (una conífera) y de tejo situados en la Casa de Tenreiro, en Pontedeume. En ambos casos los árboles están en propiedades privadas y se encuentran muy dañados, con hasta el 90% de su copa seca. "Se entiende que la decisión de cortarla deben tomarla los propietarios del predio", recoge su expediente.

En A Mezquita está el castaño de A Mola, prácticamente muerto, tras ser quemado accidentalmente por su propietario hace más de diez años tratando de eliminar las silvas que crecían en su base. Su informe reza: "No fue posible certificar si la única rama viva de la copa es parte del individuo catalogado o es una nueva planta procedente de semilla".

Los rayos de las tormentas fueron los culpables, por su parte, del principio del fin del castiñeiro de Regadiña en Trives o de una araucaria excelsa en el Pazo de Rubiáns, en Vilagarcía. En el recinto del castillo de Soutomaior en Pontevedra y en Quindous, Lugo, se localizan ejemplos de deterioro por el paso del tiempo.

Ni tan siquiera en ubicaciones urbanas, como Santiago, las especies han conseguido sobrevivir. El laberinto de boj del Pazo de San Lourenzo ha sucumbido a un hongo que le ha quitado su forma característica. Los tilos del Monasterio de Oseira sufrieron las consecuencias de una poda que les restó más de doce metros de altura. Fue precisamente su imponente estatura uno de los factores que había propiciado su entrada en el catálogo en el año 2009.

A pesar de ese grupo de bajas, en los últimos tres años 14 nuevas especies han entrado en el listado que, en la actualidad, está integrado por 195 miembros, 157 árboles y 38 formaciones o conjuntos singulares. A Coruña es una de las provincias más representadas, con 57 ejemplares, alguno en el propio casco urbano de la ciudad herculina como un palmeral canario de los Jardines de Méndez Núñez, los olmos del Jardín de San Antón o el popular metrosidero del jardín de las dependencias de la Policía Local.

El Pazo de Mariñán, el Castillo de Santa Cruz en Oleiros o el Pazo do Casal son algunos de los emplazamientos del área donde se pueden encontrar especies del Catálogo de Árbores Senlleiras que, a diferencia de las protagonistas de esta información, lucen un aspecto único y características excepcionales que "por su porte, dimensiones, edad, rareza, significación histórica o cultural o interés científico o educativo, merecen recibir una protección especial", aspectos todos ellos necesarios para estar en el censo.