El tiempo cronológico marca la prisa. El meteorológico, la prudencia. Y en estas se encuentra, perdido entre rocas y arena, el quimiquero maltés Blue Star, obligado por las circunstancias a ser el objetivo de centenares de cámaras fotográficas que inmortalizan en la costa de Ares lo que cada vez se asemeja más a una agonía cuyo fin está marcado por la proximidad del soplete. Gasóleo y fuel pasan a los tanques de cubierta y la conexión entre el buque y la costa es una danza permanente de tirolinas convertidas en pentagramas en las que las notas hacen escalas al antojo del viento. La pleamar quiere protagonismo, pero el navío se mantiene terne en su lecho de rocas. Tal vez hoy pueda dar comienzo el trasiego de combustible para, de este modo, acallar esos miedos que todos tenemos acumulados a los vertidos, hartos como estamos los gallegos de que siempre nos toque la china. Hay confianza en que, esta vez, nos libremos de manchas, de irisaciones, de hilillos de plastilina, de aves embadurnadas en chapapote, de olor a azufre. De todo esto, nunca máis. Que está bien que se hallan dispuesto barreras anticontaminantes por si fuera necesario su uso, pero que ojalá sea en previsión y no por la obligación de utilizarlas.

La actividad política despierta en el Parlamento gallego y en el Congreso de los Diputados. Pero se hace como con sordina, como entre dientes, sotto voce. Al decir de Galileo (a quien se adjudica la frase) eppur si muove: hoy te toca a tí, mañana a mí. Seamos prudentes incluso en el decir, que no en el pensar. Aunque han sido desempolvadas algunas pancartas, las maletas de momento están en casa y el Blue Star bailando al son que traen olas y vientos, en una lucha de resistencias. Dicen que el bombeo de combustible para su traslado a algún depósito en tierra se iniciará hoy. El hombre propone, la borrasca dispone... No queda otra que esperar.

La atención se dirige a la acción del capitán del buque encallado y el juego de anclas y grilletes, de si lo importante era capear el temporal o fondear anclas de babor y estribor en fondos de menos de 30 metros y con la costa a un palmo, de qué ha ocurrido en los tiempos lógicos de dos remolcadores que, desde A Coruña y Ferrol tenían la intención de trincar el Blue Star y este se fue a la costa en un remedo ventolero del Aegean Sea a los pies de la Torre de Hércules en mañana fría, de lluvia y viento. Las batallas del tiempo. La acumulación de recuerdos y sonidos de rotores de helicópteros que van y vienen mientras el horizonte se dibuja tras las líneas de los buques de Salvamento Marítimo.

Queda el veredicto de los profesionales que estudian los accidentes e incidentes marítimos, si bien algunos circulan ya en los mentideros tradicionales. Lo que importa hoy es que el combustible del quimiquero no vaya a parar al mar. Y salvada la tripulación, hacer todo lo posible por el rescate del buque. Que va a ser difícil lo sabe hasta el marmitón. Se hacen cábalas y se echan cálculos sobre el valor del buque como chatarra. El desguace es el camino, aseguran los entendidos. Es probable.