Huevos de casa, tomates de casa... Cualquier alimento que lleve de apellido "de casa" goza de un plus de atractivo para muchas personas que apuestan por alimentos ecológicos, por ejemplo, y artesanales. La Xunta quiere asegurarse de que la producción alimentaria artesana que se vende como tal en Galicia tiene bien merecido el adjetivo de "casera" o ser promocionada con el eslogan del "hecho en casa". La normativa que lo permitirá es ya una realidad: el Diario Oficial de Galicia publicó esta semana el decreto correspondiente, que entrará en vigor en seis meses y que define los requisitos para poder presumir de un producto de este tipo.

Para empezar, a microempresas y explotaciones que quieran unirse al sello solo se les permite el uso de materias primas "seleccionadas". Quedan vetados los potenciadores de sabor, colorantes o saborizantes artificiales „el uso de otro tipo de aditivos quedaría sujeto a "importantes restricciones"„. Quedan también exiliadas las elaboraciones que contengan grasas hidrogenadas artificialmente o procedentes de palma o de coco.

En lo que respecta a la elaboración, los procesos deben ser "tradicionales", como mandan los cánones, aunque se admitirá el uso de medios mecánicos en ciertas fases, mientras que la presentación de los productos debe ser "singular", "para mostrar su calidad diferenciada", apunta la Xunta en un comunicado, y además se debe respetar una normativa técnica específica para cada tipo de producción que la Consellería do Medio Rural está ultimando con los productores. Porque el abanico de productos "caseros" potencialmente disponibles en Galicia es muy amplio, e incluye desde lácteos a cárnicos, productos de pesca y acuicultura o todo tipo de bebidas, como vinos, licores, sidra o cereza, junto a preparaciones de panadería y de confitería, entre otros.

La meta de esta normativa es, según el departamento que dirige José González, el "dar garantías al consumidor de que los productos son elaborados artesanalmente y respetando la filosofía sostenible de la Galicia verde", pero también se trata de "poner en valor" los productos que merecen esa consideración. ¿Y cómo los reconocerá el consumidor? Los productos se distribuirán en el mercado con un distintivo propio que no solo les permitirá cerciorarse de que sí, de que eso reúne las condiciones para ser considerado un alimento artesanal, sino que además posibilita diferenciar aquellos productos que se hacen en casa y los elaborados en zonas de montaña.

Porque el decreto establece una denominación genérica "Artesanía alimentaria", y a la par dos subtipos. Llevarán el logotipo „se aprobará próximamente„ "productos artesanos caseros" aquellos "que utilicen como base fundamental las materias primas procedentes de una explotación agraria ligada ala empresa artesanal responsable del producto". Los que elaboren empresas artesanales alimentarias radicadas en zonas calificadas como de montaña tendrán a su disposición otro sello: "Productos artesanos de montaña".