En los últimos cinco años, de 2015 a 2019, casi 13.400 gallegos dijeron no al testamento en el que figuraban como herederos. En 2019 fueron 3.134, una media de 8,5 al día; y en 2018, 2.982 personas eludieron aceptar un legado. La factura financiera que acarrea una herencia es determinante a la hora de tomar una decisión sobre testamentos de familiares lejanos o simplemente conocidos. El balance del Colegio Notarial de Galicia para el primer trimestre constata moderación en las renuncias. Con datos previos a la crisis desatada por el Covid-19, entre enero y marzo se efectuaron 672 rechazos en la comunidad, lo que arroja una media de siete cada día.

Los datos del Colegio Notarial de Galicia constatan esa moderación en la renuncia a legados. Las estadísticas del primer trimestre -de momento ajenas al efecto Covid que, se espera, dispare las mismas- moderan la tendencia a desistir de las herencias que se ha ido reflejando en los últimos años. A pesar de ello, las 672 negativas a percibir los bienes se equiparan a las anotadas en el arranque del año 2018, 670, con una media de 7,4 al día. Tanto en 2018 como en 2019, no obstante, al cierre del año se registraron cifras récord, con 2.982 y 3.134 peticiones respectivamente. El promedio diario de noes a las herencias, por tanto, se situó en los 8,6 y 8,1 por día en esas anualidades. Entre enero y marzo de 2020, se ha quedado en los 7,4 diarios.

Por provincias, como suele resultar habitual, A Coruña y Pontevedra concentran el grueso de los legados a los que se dijo no en el inicio de este año. Entre ambas suman 510 renuncias, el 76% del total en la comunidad. En el caso de los testamentos abiertos en A Coruña en el primer trimestre, un total de 274 herederos renunciaron a los bienes, el 41% de los casos contabilizados en la comunidad; y en Pontevedra, 236, el 35%. Los noes de herederos dados ante notario en Lugo y Ourense se alejan de estas cifras, con 100 y 62 negativas, respectivamente.

Las exenciones fiscales aprobadas por la Xunta hace cuatro años, que dejaron a cero el impuesto de Sucesiones para hijos y cónyuges -y que desde este año se extendió a testamentos inferiores a un millón de euros- no tienen impacto alguno en las renuncias ya que estas obedecen a motivos principalmente económicos y fiscales. Y es que la herencia puede ser un dardo envenenado. No solamente se perciben los bienes, sino también las deudas que haya contraído el hereditario. Si se trata de una transmisión entre parientes de tercer grado y ulteriores, o no familiares, es suficiente para pensárselo dos veces antes de aceptar las cargas financieras del piso, la casa en la playa, el coche, las joyas o el dinero del banco.