El Covid ha sido un revulsivo para el fenómeno okupa. El confinamiento provocado por el estallido del Covid ha sido aprovechado por los okupas para entrar ilegalmente y quedarse en los inmuebles, al verse obligados sus titulares a ausentarse tras la declaración del estado de alarma o, simplemente, al ser segundas residencias y no poder desplazarse a esas zonas.

Los asaltos a viviendas vacías ya no solo afectan a los cascos antiguos o barrios marginales. En la actualidad, las ocupaciones llegan al semicentro y centro de ciudades como A Coruña, Santiago, Vigo o Ourense, las que más casos registran y que están localizados en urbanizaciones de viviendas unifamiliares. Más de una treintena de puntos calientes de okupas han sido identificados por el sector inmobiliario en las ciudades gallegas, con A Coruña a la cabeza con un total de ocho zonas marcadas en rojo.

El actual perfil de okupas son profesionales o personas perfectamente asesoradas que saben cuándo ocupar las viviendas de obra nueva o las viviendas vacías de procedencia bancaria provenientes de ejecuciones hipotecarias. La mayoría de propiedades asaltadas son de procedencia bancaria, si bien menos de la mitad de los casos acaban en denuncia. En todo el año pasado en Galicia se tramitaron 145 denuncias por okupaciones.