En números rojos. Por primera vez en su historia reciente, la AP-9 ha cerrado un balance con pérdida de ingresos. Los datos del primer semestre del año, marcado por la crisis desatada por el coronavirus, revelan una caída en los ingresos de 664.159 euros, una situación que Audasa achaca a las restricciones en la movilidad impuestas durante el estado de alarma para contener la propagación del Covid y a la crisis económica derivada de la sanitaria.

Detrás de esta caída de los ingresos está el descenso del tráfico por la pandemia, que algunos día llegó a rozar el 90%. La cuenta de resultados presentada ayer por la concesionaria ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), revela una caída de la circulación en la vía de peaje en los primeros seis meses del año de casi el 36%, hasta los 14.798 vehículos de Intensidad Media Diaria (IMD) frente a los 23.118 registrados hace un año.

Según detalló ayer la propia empresa en un comunicado, las pérdidas ascienden a 0,7 millones, ya que la fuerte contracción del tráfico redujo la facturación del semestre en un 34,6% hasta los 46,7 millones de euros frente a los 71,4 del mismo periodo de 2019. En estas cuentas, Audasa no incluye los casi 12,3 millones que el Gobierno central debe abonarle por sentencia judicial por su reclamación en relación a la gratuidad para los usuarios de los tramos de A Barcala y Rande.

Aunque en el sector de las autopistas apuestan por pedir compensaciones económicas por los efectos del Covid, el consejo de administración de la concesionaria de la AP-9 todavía no se ha planteado solicitar el respaldo económico público o requerir una aumento del plazo de concesión del vial.

Pese al pronunciado descenso del tráfico en la AP-9 debido al confinamiento, la vía de peaje que cruza Galicia de norte a sur ha pasado de ser la sexta del Estado en circulación media diaria de vehículos en 2019, a la quinta en el primer semestre de 2020. El tráfico diario de la autopista alcanzó su mínimo semestral en abril, en plena pandemia, con 5.440 vehículos.

La desescalada permitió triplicar la circulación diaria hasta los 17.971 vehículos, aunque todavía un 28,8% por debajo de las cifras de junio de 2019.

Pese a la bajada de la movilidad, la actividad de la concesionaria fue considerada un servicio esencial y permaneció inalterada y sin aplicar expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) hasta la fecha.

Desde el inicio de la pandemia, la concesionaria ha priorizado las vías de pago automáticas para reforzar la seguridad, de modo que en el primer semestre del año el cobro automático aumentó 5,7 puntos respecto al mismo periodo de 2019 y ya se utiliza ya en el 92,4% de los viajes.