Las herencias se han convertido en los últimos años en el trámite estrella de las notarías gallegas. Desde hace cuatro años, el 99% de los contribuyentes en la comunidad no paga ni un solo euro al fisco al decir sí a un testamento. La entrada en vigor en 2016 de las bonificaciones fiscales de la Xunta para los legados inferiores a 400.000 euros (solo para familiares directos, es decir, padres, hijos, abuelos, nietos o cónyuges), una cantidad que se elevó al millón de euros este año; junto con la sentencia del Tribunal Supremo por la que se exime del pago del IRPF los pactos sucesorios inter vivos han permitido que una media de 100.000 herederos en la comunidad hayan tenido cada año una factura cero en el impuesto de Sucesiones. Pero el pacto que han alcanzado esta semana el Gobierno central y Esquerra para la armonización fiscal con el objetivo de acabar con la brecha tributaria entre comunidades, con un tipo fijo para el impuesto de Sucesiones, obligaría a tener que volver a rendir cuentas con el fisco al recibir una herencia.

Precisamente ha sido el temor a una reforma fiscal de Hacienda la que ha provocado que en 2019 se elevasen todavía más las herencias en vida, tras batir cada año un nuevo récord debido a las ventajas fiscales en Galicia desde hace cuatro años. “Para qué esperar si al final hay que hacer el testamento igual”. Fue la frase más repetida por parte de las familias gallegas que en el último año decidieron adelantar la herencia en vida para evitar verse sorprendidos por un cambio en el impuesto que ya tenía sobre la mesa la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante la pasada legislatura, y que incluso ya un comité de expertos había planteado al Gobierno de Rajoy.

Ante el cambio fiscal que ahora plantea el Ejecutivo de Sánchez, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, advirtió anteayer que a Galicia le interesa armonizar impuestos “si es para bajarlos”. Tras asegurar que el pacto con ERC pretende “manipular las políticas fiscales”, Feijóo consideró que debe mantenerse margen de actuación dentro de unos límites “máximos y mínimos”, permitiendo mayor autonomía para las comunidades saneadas, pero no forzar subidas impositivas porque —adujo— a “Cataluña no le llega”.

Ya en marzo, la ministra de Hacienda había abierto de nuevo el melón de la reforma fiscal al hablar de la financiación autonómica como “compleja, poco transparente y con diferencias injustificadas”. Su objetivo, acabar con los abusos poniendo un tipo fijo en este tributo para evitar la actual brecha fiscal entre comunidades.

En la actualidad, Galicia es junto con Cantabria y Andalucía, la comunidad con más bonificaciones fiscales en el impuesto de Sucesiones. Hasta enero de 2016, un contribuyente gallego tenía que desembolsar por este tributo hasta 20 veces más que en otras autonomías. Un ejemplo basta para comprobar el impacto tributario que tenía el gravamen en Galicia antes de la reforma de la Xunta: un heredero que recibía dos pisos y 30.000 euros en metálico debía afrontar el pago de unos 27.000 euros frente a los apenas 1.200 que tendría que abonar por ese mismo legado un contribuyente afincado en Madrid. Pero con las bonificaciones de hace cuatro años, por ese legado la factura de Sucesiones es cero y el heredero solo debe asumir el impuesto de plusvalía municipal.

La evolución de los pactos sucesorios inter vivos desde 2016—por las transmisiones en vida en Galicia solo hay que pagar impuesto de plusvalía—reflejan el cada vez mayor interés que suscitan frente a los testamentos tras la muerte de un familiar directo. Más del 10% de los legados que se transmiten cada año en la comunidad son a través de herencias en vida. En 2015 se habían sobrepasado los 7.300 pactos sucesorios en Galicia (una media de 20 cada día), pero ya el primer año de la reforma tributaria de Facenda que coincidió con un fallo del Supremo que exime también del pago del IRPF a este tipo de legados, ya se superaron las 15.200; en 2017 fueron casi 16.500, en 2018 más de 19.600 y en 2019 se batió un nuevo récord con casi 20.000.

Desde la Consellería de Facenda ya habían atribuido la cifra histórica de pactos sucesorios de 2019 (casi 20.000 gallegos testaron en vida) al mayor conocimiento por parte de los contribuyentes de los beneficios fiscales en la comunidad. Pero además advierten de que “también puede deberse a que hay contribuyentes que, ante la perspectiva de que pueda cambiar el régimen fiscal por parte del Gobierno central, deciden anticipar el pacto sucesorio”.