Una de las pocas noticias positivas que ha provocado la pandemia es que la contaminación en las grandes ciudades se ha reducido de forma notable. Pero ¿cuánto? Ecologistas en Acción publicó ayer el informe Efectos de la crisis del COVID-19 sobre la calidad del aire urbano en España, que ha sido elaborado a partir de los datos oficiales de dióxido de nitrógeno (NO2) recogidos en 129 de las 600 estaciones de medición de este contaminante existentes en España, correspondientes a las redes de las 26 principales ciudades de más de 150.000 habitantes. En esas 26 urbes están incluidas Vigo y A Coruña y el informe destaca que han sido la segunda y tercera gran ciudad española que más han reducido la contaminación del aire entre el 1 de marzo y el 31 de octubre. La primera lo ha hecho un 48% y la segunda, un 47%, respecto a lo habitual en esa época en el último decenio. Solo Palma de Mallorca empata con Vigo en la cabeza con una bajada del 48%.

Ecologistas en Acción estima que su informe sobre los efectos de la crisis del COVID-19 en la calidad del aire urbano en España “concluye que la reducción drástica del tráfico provocó una mejora sin precedentes de la calidad del aire”.

Tras la declaración del primer estado de alarma, el 14 de marzo, se produjo una caída drástica de los niveles de contaminación atmosférica por NO2 en las principales ciudades españolas. El estudio destaca que los niveles de dióxido de nitrógeno en A Coruña bajaron un 52% durante el primer estado de alarma (14 de marzo-21 de junio) respecto a los valores medios del septenio de la década anterior. En Vigo, la caída en este periodo fue del 53%. El noveno porcentaje más alto de las 26 ciudades analizadas.

Los niveles de NO2 registrados durante el primer estado de alarma son los más bajos para los meses de marzo, abril, mayo y junio de la última década en todas las ciudades analizadas. Se mantienen además muy por debajo del valor límite legal, incluso en las estaciones orientadas al tráfico donde se superan estos umbrales con frecuencia.

El descenso que se produjo durante el estado de alarma se redujo al 44% en verano (27 de junio-31 de agosto) en el caso de A Coruña y del 43% en el de Vigo. Son los porcentajes más altos de los 26 municipios de más de 150.000 habitantes que recoge el estudio. El informe achaca estos descensos tan abultados de la contaminación a que “las ciudades gallegas no son destinos vacacionales”. Ecologistas en Acción advierte de que la situación “está volviendo a la normalidad” y que por eso en otoño (1 de septiembre-31 de octubre) los niveles de dióxido de nitrógeno se han reducido en menor cantidad: un 42% en A Coruña y un 31% en Vigo.

Rebajar la contaminación

Para la entidad, “la crisis del COVID-19 demuestra que la disminución del tráfico motorizado y los cambios en las pautas de movilidad son la mejor herramienta para rebajar la contaminación del aire en las ciudades”. “El final del período más agudo de la crisis no debería conducir a una vuelta a los excesivos niveles de tráfico automovilístico previos”, alerta.

El dióxido de nitrógeno es el contaminante emitido por los tubos de escape de los automóviles (además de por las calderas industriales y domésticas), por lo que su evolución está directamente ligada a las emisiones del tráfico motorizado. Es esta su principal fuente en las ciudades y el principal factor que influye en la calidad del aire urbano. El NO2 provoca cada año en España alrededor de 6.000 muertes prematuras, según el Instituto de Salud Carlos III y la Agencia Europea de Medio Ambiente con datos del último año disponible, 2018. Es un gas irritante que agrava las enfermedades respiratorias y merma la resistencia a las infecciones.