​Entre Nuadibú (capital de Mauritania) y Dakla (la antigua Villacisneros, en Marruecos) es donde se sitúa la posición actual del buque de carga ruso de propulsión nuclear Sermovput, en su viaje de regreso al puerto de salida, San Petersburgo. El silencio sobre el motivo por el cual este carguero, construido en 1988 y con doble casco en las zonas de sus seis bodegas de carga, realiza este viaje de ida y vuelta a la antigua capital del Imperio Ruso no tiene una explicación lógica. Desde una avería en las palas de una hélice, que ni la tripulación del propio buque ni un equipo especializado llegado días pasados a Luanda (Angola) para realizar los trabajos de reparación de esa avería han podido solucionar, se barajan todas las hipótesis. Pero en el fondo parece esconderse la tarea de reconstrucción de bases rusas en la zona Ártica de su responsabilidad.

El deshielo ocasionado por el cambio climático ha dejado al descubierto muy ricos yacimientos de, entre otros combustibles, gas natural licuado, un recurso cada vez más utilizado en el transporte, especialmente el marítimo. Y el viejo carguero Sermovput —utilizado muchas veces como granelero y portacontenedores— lleva en sus bodegas de carga material de construcción. ¿Para una de esas bases? Nadie lo niega; pero tampoco nadie lo confirma. Como tampoco el Gobierno español facilita información sobre la posibilidad de conceder refugio al carguero nuclear, escudándose en que no ha sido solicitado.

El buque nuclear prosigue una ruta extraña. Es conocido que deberá pasar en ese su vagar un tanto errático por las proximidades del archipiélago canario. Y que deberá hacerlo, más próximo todavía a la costa, en cuanto se aproxime a las costas gallegas, especialmente a la altura del cabo Fisterra. Dicen que realiza un zigzag inexplicable tras reducir sus 18 nudos de velocidad crucero a entre 6 y 7 asmáticos que determina el sistema de identificación automática (AIS). Ninguna agencia, incluidas las rusas, informan de lo que acontece. Más al sur de este buque un tanto fantasma se encuentra el también rompehielos ruso Kapitann Dravitsy, con base en Murmannsk, igualmente en ruta a la Antártida. A bordo, equipos técnicos y humanos destinados a una estación militar rusa de investigación ¿Tienen relación ambos buques? ¿Era el mismo sus destino? Si fue así, los rumbos con actualmente divergentes.

El Sevmorput es, indudablemente, viejo. Y dada su condición y características, resulta extremadamente complicado el seguro del mismo. No existe ningún club de seguros en su largo historial de 32 años de navegación. Y eso que el mundo marítimo ruso cuenta desde hace 50 años con buques de propulsión nuclear que precisan, al igual que el ahora noticia mundial, de seguros que cubran a este tipo de navíos de la responsabilidad en la que incurren en caso de accidente. También necesitan de puertos con instalaciones que acepten el desembarque de residuos nucleares y reabastecimiento de combustible. Son muchos los países que se niegan a aceptar el atraque de buques nucleares, y se hace impensable que España, aún en caso de necesidad, concediese un puerto refugio al Sevmorput.