A últimas horas de ayer, miércoles, el carguero nuclear ruso Sevmorput había superado el norte de la isla canaria de Lanzarote en su ruta al puerto ruso de San Petersburgo. Navega a una velocidad media de 10,5 nudos, poco más de la mitad que le permite el reactor nuclear KLT-40, de 135 MW, que le propulsa a 20,8 nudos.

El buque es del tipo LASH portacontenedores, si bien en sus seis bodegas de carga puede transportar cualquier tipo de mercancía, entre esta grano, como hace habitualmente. El Sevmorput regresa al puerto del que había zarpado con carga general destinada en la Antártida a una base de investigación científica de la misma nacionalidad que la del carguero de 38.226 toneladas de registro bruto. Además de su carga, el navío lleva a bordo 98 tripulantes, y no consta que haya notificado la existencia de anormalidades o incidente nuclear.

Oficialmente el Sevmorput sufrió en aguas angoleñas una avería que afectó a una de las palas de su hélice. Mal que bien, tal avería fue subsanada por un equipo de especialistas desplazados de San Petersburgo a la capital de Angola, Luanda. La “recuperación” de la hélice no permite sin embargo que el buque navegue a su velocidad de crucero. Todo hace pensar, según el testimonio recogido a un veterano jefe de máquinas gallego que algunas aspas de esa hélice (probablemente más de una) se halla doblado al colisionar la susodicha hélice con un contenedor semihundido o algún otro objeto de duro material no detectado por la tripulación del carguero nuclear. Doblada o partida la o las palas, es probable que la solución lograda por los especialistas no haya sido otra que la soldadura aplicada a las mismas de trozos de bronce.

Con la curvatura debida esas palas soldadas permiten una navegación hasta cierto punto normalizada, pero que no permite alcanzar la velocidad que el Sevmorput ha acreditado.

Sea como fuere, este veterano jefe de máquinas, experimentado como tal en distintos buques nacionales y extranjeros, considera la citada avería en las palas no implica más peligro que el hecho ya apuntado de una reducción notable en la velocidad de desplazamiento del navío, que es lo que ha ocurrido.

En cuanto a la utilización de la energía nuclear como medio de propulsión, el citado jefe de máquinas —actualmente jubilado— considera que no presupone peligro en sí mismo. “Por la costa de Galicia —ha dicho— navegan muchos submarinos y portaaviones nucleares rusos, ingleses, norteamericanos y franceses, y nadie dice nada”.

Con esa media de velocidad y si no ocurre ningún imprevisto, el carguero nuclear ruso alcanzará la posición de Fisterra entre el domingo y el lunes próximos, para situarse en su destino —San Petersburgo—el último día de este mes y año: 31 de diciembre de 2020.

​La Dirección General de la Marina Mercante Española, dependiente del Ministerio de Fomento, supervisa la navegación del Sevmorput, con la esperanza de que no sea necesaria su intervención en ningún momento. Tampoco nadie se ha manifestado hasta el momento actual en el sentido de una hipotética petición de auxilio que, en todo caso, nadie ha confirmado que se pudiera prestar en España.