| HUGO BARREIRO

Las multas en carretera no entienden de tonelaje ni de fronteras. Marruecos, Turquía, Rusia, Portugal, Francia, Reino Unido... Cientos de transportistas procedentes de países de la UE y extracomunitarios recorren a diario las autopistas, autovías y vías convencionales de la comunidad para traer mercancía, pero también para llevar en sus viajes de regreso productos made in Galicia, fundamentalmente del sector textil, pesquero y de la automoción. Algunas de esas rutas al noroeste peninsular, que, pese a estar en la esquina, tiene un importante tráfico internacional, son de casi 7.000 kilómetros al volante, una distancia que se traduce en muchos casos en incumplimientos de las horas del descanso, carencia o manipulación de los tacógrafos y exceso de peso, entre otras infracciones.

En 2019, las patrullas de la Guardia Civil de Tráfico en Galicia interpusieron 533 denuncias a transportistas extranjeros, lo que supone una media de 44 al mes y representan el 45,4% de los camiones foráneos controlados (cerca de 1.200). El grueso son vehículos pesados de países de la Unión Europea —500 expedientes sancionadores abiertos—, aunque bien es cierto que conforman el grueso del transporte internacional en Galicia. Y las 33 restantes corresponden a denuncias a camiones procedentes de países no comunitarios.

Las empresas infractoras que más reinciden suelen estar ubicadas fuera de la UE. “En Galicia tenemos mucho transporte de Marruecos, Turquía, Rusia... En muchas ocasiones los conductores desconocen por completo la normativa en materia de tiempos de conducción y descanso que rige en Europa y las empresas no se preocupan en formarlos. La normativa establece que el responsable de la infracción es la compañía”, detalla Héctor Teixeira, guardia civil en el Sector de Tráfico de Galicia. El conductor español, según apunta, es diferente: “debe conocer las normas, que son iguales en toda Europa”. “En líneas generales son buenos conductores. Ambos, nacionales y extranjeros suelen cumplir la normativa en un alto porcentaje”, destaca.

El grueso de las denuncias interpuestas el año pasado en las carreteras gallegas son por incumplir los tiempos de conducción y descanso: un total de 248, en 2019, casi la mitad. Y por infracciones que tiene que ver con el tacógrafo, bien por carencia, inadecuado funcionamiento o incluso manipulación se abrieron 77 expedientes a transportistas procedentes del extranjero.

Por provincias, Ourense y Pontevedra concentran el mayor número de denuncias al transporte internacional en la comunidad, con 180 y 158, respectivamente. Le sigue en la tabla de denuncias Lugo, con 128, y lejos de estas cifras cierra el ranking autonómico A Coruña, con un total de 67. En esta última, el volumen de infracciones detectadas en el transporte internacional el año pasado se mantiene como el ejercicio anterior. En Ourense y Lugo aumentaron, de forma notoria en las carreteras lucenses (el doble), mientras en las vías ourensanas el repunte fue del 4%. Mientras, en Pontevedra se registró un descenso del 30%.

Por proximidad, los vehículos extranjeros más controlados en la comunidad gallega son los de Portugal, en consecuencia, son a los que más se les detectan infracciones. “No significa que el transportista portugués sea más infractor que el resto, ni siquiera más que el español, simplemente circulan más por nuestras carreteras y se les controla más que a otros países. Por aquí es difícil ver un camión griego, eso no significa que los griegos circulen mejor. De los de vehículos de fuera de la UE destacan los turcos como los que más infringen”, explica Teixeira.

Las sanciones son importantes: llegan hasta los 4.000 euros en función de la gravedad.

Pese a la importante cuantía que acarreen las multas, hay transportistas que reinciden en las infracciones al volante. “Tenemos empresas que sí son reincidentes, especialmente las que no pertenecen a la Unión Europea. Hay un importante número de vehículos que vienen de países como Turquía o Marruecos”, según detallan desde el Sector de Tráfico de Galicia.

El tipo de infracción no suele variar en función del país de origen, aunque los que son fuera de la UE no suelen aportar los registros de tiempos y conducción de sus países. “En esos países no se suelen respetar y prefieren ser sancionados por no aportarlo”, apunta Teixeira.

En líneas generales el transporte internacional es cumplidor: “Saben que si no cumplen —detalla— se enfrentan a elevadas sanciones económicas y a la inmovilización del vehículo, lo que puede hacer que pierdan el porte, el cliente y lo que es peor, la licencia comunitaria que le permite operar en toda Europa”.

Una de las principales dificultades con las que se encuentran las patrullas ante este tipo de vehículos es el idioma, que suele ser origen de confusión en algunos casos. Suelen traer toda la documentación preparada para ser inspeccionada y los documentos de control son en formato internacional para poder interpretarlos en cada país, pero muchas veces ocasionan confusión las explicaciones. “Los que más se sorprenden son los camioneros polacos cuando les requiero la documentación en su idioma, lo que menos esperan es un guardia civil hablando su idioma”, relata Teixeira a modo de anécdota.

Con el estallido del COVID, el Sector de Tráfico en Galicia da por hecho que este año el transporte internacional se verá resentido. “Si bien las restricciones de movilidad en línea generales no afectan al transporte, los confinamientos generales han hecho que muchas factorías paren su producción y por tanto ha disminuido el transporte de mercancías, nacional y nacional, especialmente en algunos sectores”, apuntan.

Furgonetas con tacógrafo

En la actualidad, el Sector de Tráfico en Galicia se declara especialmente preocupado por las furgonetas de menos de 3500 kilos, ya que el transporte internacional en este tipo de vehículos está liberalizado, y en los últimos años han proliferado este tipo de repartidores que se mueven por toda Europa “sin ningún tipo de control, salvo las normas de circulación establecidas para todos”.

“Son vehículos ligeros, normalmente furgonetas de caja cerrada, matriculadas en países de Europa del Este, que recorren Europa sin control de tiempos de conducción y descanso”, advierte Teixeira.

Las quejas de las empresas han llevado a la UE a regular este tema y en breve será obligatorio para las furgonetas llevar un tacógrafo para controlar los tiempos de conducción y descanso.