Una alfombra para la Puerta Santa. En la imagen, alfombristas de flores venidos desde el Morrazo, en la Plaza de Platerías, durante la confección de una alfombra para la ceremonia de apertura de la Puerta Santa y de la inauguración del Año Xacobeo. La celebración dará comienzo hoy a las 16.30 horas y contará con la participación del músico Carlos Núñez, entre otros. | XOÁN ÁLVAREZ

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, aprovechó su ofrenda al Apóstol realizada ayer en la catedral de Santiago de Compostela para reivindicar el “papel unificador” de la Corona, que encarna “la permanencia y la armonía de la Nación”.

En la ceremonia de traslación de los restos del Apóstol Santiago, con la que ayer se reabrió la catedral tras años de obras de rehabilitación, en la jornada previa a la apertura de la Puerta Santa que da inicio al Año Santo y la celebración del Xacobeo 2021, Feijóo situó la “armonía” como la mejor manera de superar los “antagonismos crónicos” en una nación. Asimismo, se refirió a la pandemia del coronavirus como que este fin de año puede estar marcado “por la esperanza y no el pesimismo”, pese a que aún quedan “etapas duras”.

En su intervención, mencionó que representar en esta ceremonia al rey Felipe VI “es un motivo para subrayar el imprescindible papel unificador de la Corona de España, reconocido por la Constitución como Monarquía parlamentaria”. Y añadió que “tradición y modernidad, costumbre e innovación, permanencia y cambio se dan cita en esta institución constitucional” de la que recordó que está “refrendada por el pueblo” y que “encarna la permanencia y armonía de la Nación”.

Sentimiento comunitario

Una armonía a la que apeló para “afianzar el sentimiento comunitario” y para “superar desafíos como ha planteado la pandemia del COVID-19”. Con tal motivo, equiparó nación y catedral: “Prosperan aquellas que hacen de la diversidad una síntesis, y encallan las que están a merced de antagonismos crónicos”.

Siguiendo con este paralelismo, advirtió de que no existiría la catedral si se hubieran impuesto en su construcción “quienes hacían bandera de la desunión” porque no fueron “destructores”, sino constructores los que levantaron esta basílica.

El presidente gallego destacó que “se despide un tiempo aciago, dominado por la tristeza y el temor”, pero también fue el año “en que la humanidad recobró su auténtica dimensión” y se recordó que el ser humano es capaz de “grandes proezas”.

Por otro lado, reivindicó el papel de la UE y su “esfuerzo sin precedentes para minorar las consecuencias sociales y económicas de la crisis que se avecina”. De hecho finalizó la ofrenda, asegurando que Galicia es “albacea” de ese espíritu europeísta.

El arzobispo de Santiago, Julián Barrio, en su homilía avisó de que “es necesario cuidar también la salud espiritual” e instó a “salir de nosotros mismos para vivir la solidaridad y la comunión con el prójimo”.

“En medio de la crisis humanitaria y sanitaria que nos afecta, la distancia social aconsejada ha de acrecentar la cercanía del corazón”, afirmó, porque este es hoy “el desafío moral y ético como lo fue para los contemporáneos del Apóstol Santiago que reconocieron en Cristo la presencia de Dios”. También tuvo una mención especial para las familias “que lloran las pérdidas de sus seres queridos por la pandemia y otras causas”.

En esta ceremonia, volvió a verse el vuelo del tradicional botafumeiro, el incensario gigante, después de un año parado, desde enero de 2019, por las obras en la catedral compostelana.