La pandemia ha puesto de moda la bicicleta. El boom del ciclismo provocó un tsunami de ventas desde mayo del año pasado, plagado de oportunidades para tiendas minoristas, plataformas de ecommerce, fabricantes y proveedores, que ha dejado sin stock las tiendas minoristas y las plataformas online. Encontrar hoy una bicicleta de gama media, de entre 500 y 1.000 euros, e incluso para niños en Reyes o cumpleaños se ha convertido en una misión casi imposible. La demanda en el sector se disparó un 60% respecto a 2019 y la previsión es que este año aumente en torno a un 40%. La obligatoriedad de un carné ciclista y un seguro lleva años rondando en la cabeza de distintos colectivos y de la propia DGT, pero ante el nuevo modelo de movilidad urbana derivado de la pandemia se ha vuelto a poner sobre la mesa. La última reclamación viene de la mano de la compañía aseguradora del RACC (Real Automóvil Club de Cataluña), que esta semana ha reclamado a Tráfico que los ciclistas se saquen una especie de “titulín” para poder circular de manera segura por las ciudades. Ya en 2017, el RACE (Real Automóvil Club España) propuso extender a las bicicletas medidas más propias de los vehículos motorizados, como la obligatoriedad de disponer de un seguro de responsabilidad civil, identificar con una matrícula cada bicicleta, e incluso la extensión de un carné por puntos a los ciclistas.

Para la Federación Galega de Ciclismo la propuesta del RACC resulta “oportunista” debido al tirón del uso de la bicicleta por la pandemia, tanto para su uso como medio de transporte en la ciudad como para hacer deporte. Y es que al final estas entidades buscan aumentar su cartera de clientes con nuevos asegurados y ahora el punto fuerte está en los ciclistas. Al margen de las intenciones de estas entidades que apuestan por carnés y seguros para usuarios de bicicletas, el presidente de la Federación Galega de Ciclismo, Juan Carlos Muñiz, aconseja que se salga a la calle con un seguro de responsabilidad civil (RC). “Se pueden encontrar en el mercado por solo 20 euros y eso da un paraguas de protección ante un incidente que pueda ocurrir con los usuarios vulnerables”, apunta Muñiz, en referencia a los peatones. “La bicicleta es un vehículo más y, por tanto, los ciclistas deberían estar identificados y la recomendación es que tengan un seguro RC. No hace falta estar federados”, aconseja el presidente de la Federación Ciclista en Galicia.

Desde el RACC, su presidente, Josep Mateu, argumenta que la bicicleta se ha convertido en su modo de desplazarse por la ciudad por lo que —reclama— se deben tener unos conocimientos mínimos del código de circulación y que se entienda la nueva señalización que han traído los carriles bicis. Según un estudio del ciclista urbano realizado por el RACC, el 38% de los ciclistas reconoce que no sabe el código de circulación , mientras que un 36% utiliza auriculares mientras se desplaza en bicicleta a pesar de estar prohibido y un 24% usa el móvil mientras pedalea. “Parece extraño que un ciclomotor que va a poca velocidad tenga que tener una licencia, mientras que los patinetes y bicicletas eléctricas, que también pueden alcanzar velocidades relativamente altas, no tengan la necesidad de cumplir ninguna norma”, apunta Mateu. La aseguradora apuesta por un modelo similar al del “titulín que había en la náutica”, según Mateu. Ese carné, que es un mero trámite, que obliga a atender unos conocimientos mínimos de la materia. Su argumento principal es que la “convivencia con los medios de transporte tradicionales” impone cierta familiaridad “con las normas de seguridad y las señales viarias de la ciudad”. La propuesta ya ha sido elevada al director general de Tráfico, Pere Navarro.