Los efectos del cambio climático sobre los riesgos de sequía (disminución de las precipitaciones por debajo de los niveles considerados como normales), de desertificación (degradación de las tierras de zonas áridas y semiáridas causadas por las variaciones climáticas y las actividades humanas) y de erosión de las costas son incuestionables.

El último en alertar de estos peligros es el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, que, en el informe Impactos y riesgos derivados del cambio climático en España (2021) que acaba de publicar, admite que se espera “un aumento generalizado en la intensidad y magnitud de las sequías meteorológicas e hidrológicas bajo escenarios de cambio climático”, debido, sobre todo, a la reducción de las precipitaciones, unido a “una creciente aridez y un aumento del riesgo de desertificación”.

Son dos fenómenos diferentes, pero relacionados, con capacidad de generar importantes efectos sobre la sociedad, la economía y los ecosistemas, que se agravarán como consecuencia del cambio climático. Y Galicia no estará al margen de estos problemas.

Según el estudio del ministerio, la erosión provocará el retroceso de hasta tres metros en la costa gallega en 2040; lloverá hasta 14 días menos; se perderá hasta el 50% de la producción de maíz y remolacha o se reducirá en un 14% el agua dulce.

- Gran riesgo de erosión en Galicia. Los principales impactos del cambio climático sobre las zonas costeras se refieren a un aumento de la erosión, inundaciones temporales o permanentes, pérdida de humedales e intrusión de agua además de los impactos sobre los sistemas socioeconómicos.

Galicia, Canarias y la costa cantábrica son las zonas con “un mayor retroceso de la costa, de hasta 3 metros en 2040”, señala el estudio, que alerta de que los procesos de urbanización están contribuyendo a la erosión de la costa, pero ésta se verá intensificada por el efecto del cambio climático.

En el Golfo de Cádiz y la costa mediterránea el retroceso podría ser de 2 metros y de 1,5 en el resto. Por el contrario, en el levante, Canarias, Baleares y la zona del Mar de Alborán y Golfo de Cádiz “pueden darse procesos de erosión de entorno al 5-10%”, e incluso mayor en algunas zonas de Canarias y la Costa Brava. En 2040 se espera un aumento de alrededor del 20% en la erosión, más acentuada en la costa cantábrica, algunos puntos de Cataluña y el Delta del Ebro.

El estudio del ministerio también avisa de que “se esperan retrocesos de playa importantes, sobre todo en Galicia, el cantábrico y Canarias”.

- Inundaciones costeras. Proyecciones a 2040 estiman que la población expuesta a inundación permanente en la costa cantábrica podría alcanzar un 2%-3% en A Coruña, Cantabria y Gipuzkoa. Si además se incorporan los eventos extremos, en Cantabria habría un 9% de la población expuesta, seguida de A Coruña y Bizkaia, con un 4% de la población

En cuanto al impacto económico, a finales de siglo los daños por inundación permanente en el Cantábrico podrían alcanzar entre los 1.000 y 8.000 millones de euros (entre el 0,05% y el 0,6% del PIB de cada provincia).

Sobre los usos del suelo afectados, las infraestructuras serían las más perjudicadas por las inundaciones costeras, seguidas del suelo para actividades industriales. En la costa atlántica gallega (A Coruña y Pontevedra) entre un 15% y un 20% de la superficie de infraestructuras se encuentra en zonas de riesgo por inundación costera.

- Precipitaciones: 14 días menos de lluvias en Galicia. Según las proyecciones para este siglo, en la España peninsular se aprecian ligeras disminuciones de las precipitaciones anuales a lo largo de la segunda mitad del siglo. “Más del 80% de las proyecciones apuntan a un decrecimiento para la España peninsular en el periodo 2081-2100, pudiendo haber, en promedio, hasta 14 días menos de lluvia al año, con los cambios mayores en Galicia”, señala el estudio.

También se reducirán las precipitaciones medias en la España peninsular para los últimos veinte años de este siglo, con respecto al periodo 1961-1990, de entre un 16% y un 4%. En primavera esta reducción estaría entre el 24% y el 0% mientras que en otoño será entre -4% y 4%.

- Las temperaturas subirán menos en Galicia. Según el informe sobre los impactos y riesgos derivados del cambio climático del ministerio, tanto en la España peninsular como en Baleares y Canarias “se observa un aumento en la evolución del número de días cálidos a lo largo del siglo XXI”.

A finales de siglo, se prevé que los aumentos de la temperatura máxima pueden ser mayores en el interior y menores en el norte y noroeste peninsular, por lo que habría incrementos mayores en las grandes cuencas y “menores en las cuencas de Galicia costa” y del Cantábrico occidental.

En este apartado, la magnitud del cambio difiere de unas comunidades a otras, “con modificaciones menores en Galicia”, comunidades de la cornisa cantábrica y La Rioja, y cambios mayores en Murcia, Baleares y sobre todo en Canarias.

- Impacto en la agricultura y ganadería. Los impactos debido a las temperaturas más cálidas y las precipitaciones más escasas dependen del tipo de cultivo.

El estudio prevé que en un escenario a corto plazo (hasta 2030) sean los cultivos de secano de verano (maíz, remolacha y girasol principalmente) los que más sufran los impactos.

Por ejemplo, en algunas zonas de Galicia “las pérdidas de producción de maíz y remolacha azucarera podrían llegar al 50%”.

- Impacto de la sequía en la salud. Existen ya trabajos que han abordado el efecto de la sequía en la salud humana. En 2019 se publicó un informe en Galicia en el que se analizaron los períodos de sequía utilizando el Índice de Evapotranspiración-Precipitación Estandarizado (SPEI, por sus siglas en inglés) y se relacionó con la mortalidad diaria. Se encontró “un efecto significativo”, según apunta el estudio, entre la sequía y la mortalidad en todas las provincias gallegas, excepto en Pontevedra, y se demostró que el efecto de la sequía era mayor en el interior que en la costa.

- Aumento de la temperatura del agua del mar y un 14% menos de agua dulce. En 2080 se espera un aumento de la temperatura media del agua en toda la costa, cuya tendencia en el Cantábrico varía entre 0,029 y 0,035 °C/año, de forma similar a la costa mediterránea oriental (0,03-0,035 °C/año) y la costa atlántica gallega (0,028 °C/año).

También se prevé una disminución de la aportación de agua dulce, “que varía entre una reducción del 14% en la costa atlántica norte de Galicia” y un 49% en el Golfo de Cádiz.

Las zonas costeras más sensibles a los cambios de amplitud de marea, caudal fluvial, temperatura y salinidad son la costa de levante, en la cuenca del Segura, seguida del resto de la costa mediterránea, el Golfo de Cádiz y la costa cantábrica oriental. Galicia y la costa cantábrica occidental serían “las menos vulnerables”.

- Impacto en la pesca y la acuicultura. El estudio del Gobierno apunta, por último, que en las costas gallegas “se observan tendencias negativas en la biomasa disponible de especies de marisco como la almeja babosa, almeja fina o almeja japónica, que pueden haber jugado un papel decisivo en el descenso de desembarques y precios de venta de estos organismos en los últimos años”.

De 25 grados a 54 litros en tres días

Cada vez estamos más acostumbrados a episodios meteorológicos adversos fugaces como la granizada que la pasada semana asoló en menos de media hora 70 hectáreas de viñedos en Chantada u otros episodios de gran calor o frío en poco tiempo como el que ocurrió también la pasada semana en A Coruña. El 13 de junio, el termómetro de la estación de MeteoGalicia en la Torre Hércules marcó 24,7 grados, el día más cálido del año. La brisa del mar suavizó esa temperatura porque en el interior de la ciudad el calor era mayor y en la estación de Guísamo se alcanzaron los 30 grados, temperatura que se volvió a repetir dos días después. Este último episodio de calor fue el pasado 15 de junio. Dos días después, la máxima registrada en Guísamo fue de 15,3 grados (casi 15 menos que dos días antes), mientras que en la Torre de Hércules cayeron hasta los 16 (casi nueve menos que 72 horas antes). La brusca bajada de temperatura en solo un par de días no fue el único episodio adverso que se vivió la pasada semana. El jueves estuvo lloviendo todo el día y entre las 3.00 de ese día y las 2.00 del viernes se recogieron en la ciudad de A Coruña 54 litros por metro cuadrado. Hasta entonces había llovido solo seis en todo el mes. Esta primavera fue la quinta más seca desde 1961, y la segunda más seca del siglo, solo por detrás de la de 2011. El mes más seco fue marzo, con una precipitación media del 50% de lo que suele ser normal.