Junto a la ría de Noia, la mina de San Finx acumula 6.000 años de historia. Desde la Edad de Bronce hasta la fiebre del wolframio en la II Guerra Mundial, estos yacimientos del municipio de Lousame han ofrecido tanto los citados minerales como hierro, estaño y granito. Pero un estudio de la Universidad de Oviedo concluye además la presencia de uraninita: mineral del que deriva el uranio. Ante esta situación, la Xunta ha reclamado este mismo mes un estudio radiológico a la concesionaria Tungsten San Finx. Responde así al requerimiento efectuado por el Consejo de Seguridad Nuclear.

En concreto, el CSN se dirigía a la directora xeral de Planificación Enerxética e Recursos Naturais de la Xunta, Paula Uría, para reclamar dicho informe. El Gobierno gallego ya ha pedido la documentación a la empresa para aclarar “si hay fuentes de radiación en dicha explotación y si hubo un incumplimiento del reglamento de protección sanitaria contra radiaciones ionizantes, aprobado en 2001”. Tungsten San Finx todavía se encuentra en plazo de responder al requerimiento. El proyecto de exposición de la mina se aprobó en 2009 y la actividad se reinició en 2015 con la concesionaria Valoriza Minería, filial del Grupo Sacyr.

Por otra parte, la Asociación de Industrias del Metal y Tecnologías Asociadas de Galicia confirma su respaldo al proyecto de reactivación de la mina de Touro de la empresa coruñesa Cobre San Rafael. Asime lo justifica por “el declive demográfico del rural gallego”.