¿Cuántos osos hay en Galicia? La pregunta surgió con fuerza cuando por primera vez en 150 años se avistaba un ejemplar, y con pruebas, en la provincia de Ourense. En la primavera de 2020, en plena pandemia, el equipo de la película Montaña ou Morte inmortalizaba de pie a un macho agarrado a un árbol por el Parque Natural dos Montes do Invernadoiro. Según un informe del proyecto Life Oso Courel, entre 1998 y 2018 se contabilizaron 450 registros de este animal en Galicia. Pero más de la mitad, en concreto unos 228, corresponden al período 2o015-2018. Y entre 1998 y 2005 solo se contaron 29. La presencia de este animal en los bosques gallegos también se deduce de la intervención de la Xunta. La Consellería de Medio Ambiente convocó en marzo por primera vez una orden “dirigida específicamente a compensar los daños que provoca esta especie silvestre en las comunidades rurales”. Y ya ha concedido 25 ayudas.

Los desperfectos se originaron en explotaciones ganaderas, pero sobre todo en las dedicadas a la apicultura —de las siete especies reconocidas, la mayoría son comedoras de miel, y entre ellas el oso pardo—. Y en total, la Xunta ha concedido hasta ahora 36.722 euros para compensar esos daños. La resolución se publicaba ayer en el DOG, “con el fin de paliar el impacto de la especie en explotaciones y colmenas”.

Los beneficiarios son titulares de explotaciones inscritas en el Rexistro Xeral de Explotacións Gandeiras (Rega), así como propietarios de colmenas que se vieran afectadas y comunicasen los daños sufridos a través del teléfono 012 (Servizo de Atención e Información á Cidadanía). Según informan desde la Consellería, “la cantidad de las ayudas concedidas varía notablemente ya que se calculan en función de las especies afectadas, o en el caso de las explotaciones apícolas según los elementos dañados en la colmena y el grado de afectación”.

Para reducir el impacto en el sector apícola, el proyecto Life Oso Courel realizó campañas para el reparto de pastores eléctricos y la protección de más de un millar de colmenas. Según las bases de esta primera convocatoria de ayudas autonómicas, también se consideran subvencionables los daños ocasionados por la acción del oso sobre los rollos de hierba. Y además se incluyen “los gastos de veterinarios o de eutanasia, o aquellos derivados de una res afectada que sobreviva y sufra un aborto, de ser el caso”.

Dichas ayudas se mantendrán en el próximo año. Y ya los presupuestos de esta Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Vivenda reservan una partida de 60.000 euros “para compensar el impacto de esta especie en explotaciones y colmenas”. Desde la Xunta recalcan que el objetivo pasa por “minimizar la conflictividad social en aquellas zonas en las que se ha detectado la presencia de osos, y fijar un mecanismo de respuesta que permita paliar los daños ocasionados”.

A mayores, se busca complementar el instrumento de ayudas para adoptar medidas preventivas —con otros 20.000 euros para el próximo año—.

Recuperación cantábrica del 10% anual

Según los informes del proyecto Life Oso Courel, en la población cantábrica del oso pardo se observa en la zona accidental un crecimiento anual del 10% desde mediados de la década de los 90. La recuperación ha provocado “una expansión hacia territorios donde la especie llevaba décadas de ausencia”. Entre esas áreas recolonizadas se encuentra especialmente la Serra do Courel. Los propósitos de Life Oso Courel pasan por favorecer la conservación del oso a largo plazo, y abordar aspectos como la disponibilidad de alimento, la prevención de potenciales conflictos con la actividad humana, o la sensibilización de la población local.