Para demostrar el uso fraudulento de la tarjeta de discapacitado de un hombre ya muerto, los agentes de la Policía Local de Lugo contaron con su necrológica como prueba determinante. En concreto, un vecino de la provincia utilizaba ese documento para poder estacionar su vehículo en plazas reservadas para personas con movilidad reducida. La investigación se inició cuando una patrulla de la Unidad Territorial de Policía de Barrio se percató de que dos turismos diferentes estaban estacionados en zonas reservadas para discapacitados, con una misma tarjeta para personas con movilidad reducida expedida en otro ayuntamiento de la provincia.

Comprobaron que la tarjeta estaba expedida a nombre de una persona que ya había fallecido, por lo que, presumiblemente, estaba siendo utilizada por un conductor de “forma fraudulenta”. El día 13 de noviembre, los agentes volvieron a ver un turismo estacionado en una plaza señalizada y reservada para uso exclusivo de discapacitados con la citada tarjeta en un lugar visible del coche. Lo denunciaron y a los pocos minutos apareció el conductor, que dijo que el coche era de su suegro y “que estaba en el centro de salud”. Pero por una necrológica, los policías comprobaron que el titular de la tarjeta había fallecido.