Pasaban diez minutos de las tres de la tarde. Ana Rosa Seijas, que reside en el barrio de A Moureira, en la parroquia de Meira (Moaña), estaba con su marido cuando él vio humo y se fue para ayudar a apagar el fuego. Veinte minutos más tarde ella estaba pidiendo auxilio. La antigua casa colindante a la suya, y de su propiedad, una construcción de piedra y madera que estaba vacía, había empezado a arder y las llamas entraban al jardín de su vivienda. Es la única casa de la que se tiene constancia que se calcinó en el incendio de ayer en Meira que arrasó más de 20 hectáreas y que obligó a Medio Rural a movilizar 5 agentes forestales, 13 brigadas, con 5 miembros cada una de ellas, 7 motobombas, 8 aviones y 5 helicópteros, en medio de una gran movilización ciudadana. Los vecinos fueron los primeros en salir a sofocar las llamas formando grandes cadenas humanas por las pistas y estrechas carreteras de la parroquia, portando cubos para llenar con agua en piscinas o en donde pudieran encontrarla, con mangueras, ramas y hasta hachas para adentrarse en el monte.

Incendio forestal con riesgo de llegar a casas en Moaña, en Meira. | // MARTA G. BREA

En la jornada de ayer también se registró un incendio que puso en jaque a varias viviendas de los núcleos de Raimonde y de Pazos en la parroquia de Guillade (Ponteareas) y obligó a decretar la Situación 2, del sistema de alertas de incendios forestales por proximidad a viviendas. A la hora de cierre de esta redacción el fuego estaba controlado y la peligrosidad a las viviendas próximas se había reducido, estando a la espera de que se desactivase la alerta. El incendio que se inició ayer a las 16.30 horas y obligó a desalojar a un grupo de vecinos que residen en Raimonde y también algunas casas de Pazos, donde residen personas mayores. Se cortaron varias carreteras y se movilizaron varios vehículos de emergencia para disponer de las vías con mayor celeridad.

El trabajo fue intenso para que el fuego no llegase a las viviendas desalojadas. No obstante, la preocupación reinó entre el vecindario que auguraban una noche complicada: “Estamos intentando apagar el fuego con los mínimos medios posibles, ahora los helicópteros paran y es cuando se va a poner difícil la cosa. Tememos la noche, mucho”, declaraba un afectado residente en la zona.

La Consellería do Medio Rural confirmó además que este incendio ya había quemado unas 20 hectáreas.