La angustia de los familiares de víctimas del Alvia: “Nos engañaron, dijeron que el tren solo sufría un retraso”

Los allegados de los pasajeros relatan las duras horas hasta saber de sus seres queridos | Una madre nunca olvidará la llamada de su hijo adolescente desde el hospital: “Mamá, ven a buscarme”

Testigos que comparecieron ayer, a su llegada a la Cidade da Cultura de Santiago. |   // X. ÁLVAREZ

Testigos que comparecieron ayer, a su llegada a la Cidade da Cultura de Santiago. | // X. ÁLVAREZ / Marta Fontán

Marta Fontán

La fase civil del juicio del Alvia no solo está evidenciando el infierno que vivieron los pasajeros o el tremendo dolor de quienes perdieron a sus seres queridos en el siniestro ferroviario. También la angustia que sufrieron los familiares durante las eternas horas en las que, literalmente, no supieron nada de los allegados a los que buscaban desesperadamente. Como la de un matrimonio que esperaba a su hijo adolescente en la estación de A Coruña, donde, denuncian, primero les dijeron que el tren solo sufría un “retraso” y a continuación que simplemente se había producido “un pequeño accidente”. O la de una mujer que, junto a sus niños pequeños, aguardaba por su marido en Santiago y a la que inicialmente también le negaron la realidad de lo sucedido cuando preguntó si, como acababa de escuchar, se había producido un descarrilamiento. “Pero señora, ¿qué dice usted?, que no, que no...”, le contestaron. A su esposo no lo encontró hasta la mañana siguiente en el hospital, donde acabó falleciendo por las severas lesiones sufridas. “Con él perdimos a un marido maravilloso, a un padre, a un hijo, a un hermano...”, resumió, glosando con ello la magnitud que supone la pérdida de una sola vida humana. En Angrois, junto a los 144 heridos, hubo 80 fallecidos.

El primer testimonio de ayer fue el de un joven que, cuando fue el accidente, tenía solo 15 años y que a raíz del mismo no pudo volver a practicar taekwondo, deporte en el que estaba federado y que le había llevado a participar en campeonatos de España. Aquel 24 de julio de 2013 regresaba a A Coruña tras haber hecho su primer viaje solo a Madrid, donde pasó unos días con su primo. Sobre ese trayecto de vuelta recuerda que en Ourense el tren dio un “frenazo bastante brusco” del que se llegó a hacer eco en sus redes sociales y que ya poco antes del siniestro, antes de entrar en un túnel, iba a “mucha velocidad”. Hubo pasajeros, aseguró, que exclamaron “frena, frena, frena”. Iba en un vagón delante de todo y, con el impacto, acabó en la parte de atrás. Vecinos de Angrois y bomberos lo rescataron. Ya en el hospital, estando en una camilla en el pasillo, logró que alguien le dejase un teléfono móvil, con el que pudo contactar con su madre y decirle que estaba con vida en un centro sanitario.

Los padres de este joven también declararon en la vista. Hasta que el chico les hizo esa llamada desde el hospital vivieron horas muy duras en la estación de A Coruña, donde lo esperaban. “Nos tuvieron allí diciéndonos primero que el tren se había retrasado, después que había tenido un pequeño accidente y que los pasajeros iban a venir en autobús... Nos tuvieron engañados”, resumió el progenitor. La madre incidió en lo mismo. “En ningún momento fuimos conscientes de lo que pasaba en Santiago, no se nos dijo la realidad de lo que ocurría; parecíamos tontos, todo el mundo lo sabía y a nosotros nos decían que no pasaba nada, que solo era un retraso, eso no lo perdono”, declaró muy afectada esta mujer, que rememoró como los que allí esperaban como ella empezaron a hablar de “un muerto, dos muertos, tres muertos...”. “La cabeza se te va, empiezas a rezar, te agarras a un clavo ardiendo...”, confiesa. Angustiada, a la una de la madrugada recibió una llamada que no olvidará. La de su hijo desde el hospital: “Sonó el teléfono y era su voz; me dijo, ‘mamá, ven a buscarme”.

Otro testimonio duro fue el de una mujer que perdió a su marido en el accidente. De Madrid, ella y sus hijos habían viajado unos días antes a Galicia y su esposo llegaba ese 24 de julio. El hombre murió al día siguiente en el hospital. Antes de fallecer, un hermano lo identificó. “Estaba en una unidad de críticos; no me dejaron ver su rostro, lo reconocí por las marcas de su cuerpo y su fisionomía”, dijo el testigo.

Más testimonios

Hubo otras comparecencias. Un joven viajero fue consciente, ya que el vagón se movía “para los lados”, de que el tren “se iba a ir”. “Me preparé para el impacto”, contó. Salió por su propio pie y lo hizo “pidiendo perdón” a quienes se quedaban dentro: no sabía si estaban vivos o muertos. Otro pasajero de EEUU perdió a su mujer en el siniestro. Estaban de viaje por España tras asistir a la boda de una de sus hijas.

Un viajero cuya mujer murió critica la “segunda victimización” por el trato de las instituciones

Uno de los testimonios de ayer fue el de un pasajero que viajaba con su esposa para pasar unos días de vacaciones en A Coruña: la mujer falleció y él, que aún sufre las secuelas físicas y psicológicas, quedó con una discapacidad del 48%. “Me siento culpable de haberla convencido para hacer ese viaje en tren”, confesó, añadiendo que en el vagón en el que viajaban estaban “todos muertos”. “No se oía ni un lamento”, describió. Este hombre denunció la “segunda victimización” que sufren los supervivientes de este accidente ferroviario dado el trato recibido por las “organizaciones estatales”, criticando en su comparecencia la “ocultación de documentos” por parte de entidades como Adif y exponiendo que las propias víctimas tuvieron que “echarse a la calle” para que la verdad sobre la tragedia vivida en Angrois saliese a la luz. En su alegato —que acabó siendo interrumpido por la magistrada cuando el testigo hacía referencia a material que no se admitió en la causa judicial— este superviviente quiso acogerse a la ley del estatuto de la víctima del delito, una norma que entró en vigor en 2015, lamentando que el “daño moral” que se contempla en la misma no se va a llegar a “emplear” para las víctimas de este descarrilamiento de 2013.

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