El endurecimiento de las hipotecas obliga a dar ya 50.000 euros de entrada en Galicia

Los nuevos préstamos cubren menos del 70% del valor de la vivienda

El esfuerzo financiero para pagar la cuota mensual alcanza su mayor nivel en los últimos nueve años

Anuncio de hipotecas en una entidad bancaria.

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julio pérez

Aunque de forma más moderada que en el arranque del año, el negocio crediticio siguió perdiendo fuelle en España durante el segundo trimestre. Se pide menos financiación porque es muchísimo más cara. En el caso de las empresas, influye también la contención de las inversiones, según el último análisis del Banco de España; y entre los hogares gana terreno la desconfianza sobre la evolución de la economía, el mayor uso de los ahorros y las peores perspectivas sobre el mercado inmobiliario. El sector tampoco lo está poniendo fácil. El grifo se cierra. Desde mediados del pasado 2022, tanto los criterios de concesión como las condiciones generales de los préstamos —tipo de interés, cuantía, plazo y las garantías exigidas— no paran de endurecerse porque las entidades perciben un mayor riesgo. Ninguna operación se libra del freno en la demanda y en la oferta afecta a “prácticamente todas las ramas productivas”, especialmente “la industria manufacturera, la construcción y el sector promotor”. Los bancos daban por segura otra reducción de las peticiones y las autorizaciones “con una intensidad similar a la registrada entre abril y junio”.

Los datos que se van conociendo de las hipotecas para viviendas lo confirman. En julio se firmaron 29.223 en toda España, casi un 19% menos que en el mismo mes del ejercicio anterior. Van seis meses consecutivos de caídas, como refleja el balance del Instituto Nacional de Estadística (INE). El ajuste comenzó antes en Galicia. Los créditos llevan bajando desde diciembre en la comunidad, donde el desplome en julio alcanzó el 30%. Y se mantiene el declive. Las cifras de agosto avanzadas por los notarios muestran otro retroceso del 21,5%, mientras que los precios no paran de subir y el coste de los préstamos se pone por las nubes tras el volantazo del Banco Central Europeo (BCE) en la política monetaria con la excusa de atar en corto la inflación.

En Galicia se vendieron 1.757 viviendas en agosto, un 13,4% menos que un año antes, según el Colexio Notarial de Galicia. La cotización media del metro cuadrado aumentó el 7%, hasta los 1.101 euros, muy por encima del 1,8% de alza en el conjunto del país. Las transacciones de pisos (1.184) mermaron el 14,2% y un 11,6% las de casas unifamiliares (573).

En ese mismo mes se formalizaron 740 hipotecas para la adquisición de vivienda frente a las 943 de agosto de 2022. El descenso es generalizado entre todas las comunidades. Supera el 38% en Navarra y La Rioja y ronda el 35% en Murcia. La disminución de operaciones en el conjunto de España fue del 26,8%.

¿Por qué bajan mucho más los créditos que las compraventas? Porque la mayoría de las adquisiciones se hace en efectivo, prácticamente seis de cada diez, según las cifras del Colexio Notarial de Galicia. Únicamente el 42% de los compradores recurre al banco en busca de financiación. El todo el país el porcentaje es algo más elevado, el 48%.

Los que sí piden préstamo se encuentran con ese progresivo endurecimiento de los requisitos en pleno bum todavía de los precios de los inmuebles. ¿Consecuencia? El capital medio prestado subió hasta cerca de los 124.000 euros tras un incremento del 8,5% en comparación con julio. El alza tiene más que ver el encarecimiento de la vivienda que con la mejora de las condiciones de las entidades. Solo se cubrió el 69,4% del valor de los pisos y las casas, algo que también ocurrió en mayo (69,5%). Sin contar el abono de los impuestos y otros gastos vinculados a la compraventa, ahora mismo es necesario disponer de unos 50.000 euros como entrada para hacerse con una vivienda en propiedad en la comunidad.

Se ve claramente la tendencia a la baja en la cantidad prestada sobre el valor del inmueble, alejándose de la horquilla del 73%-74% del año pasado en Galicia. De hecho, los nuevos créditos en todo el Estado que alcanzan o superan el 80% representaron el 9,1% de las operaciones concedidas en 2020 y en el segundo trimestre del actual 2023 se quedaron en el 6,3%, según el Banco de España.

Entre abril y junio, “los tipos de interés de contratación de los nuevos créditos hipotecarios han mantenido la intensa tendencia ascendente, dando lugar al cuarto trimestre consecutivo con incremento de sus cuantías”, relatan los Registradores. El tipo medio en Galicia se situó en el 3,36%: 3,6% en las hipotecas fijas y 2,57% en las variables. Todavía se mueven por debajo del euríbor —cerró septiembre en el 4,149% y este mes saltó la barrera del 4,2%—, “siendo previsible, en consecuencia, un recorrido alcista a lo largo de los próximos trimestres”.

Con viviendas más caras y tipos mucho más elevados, la cuota media de las hipotecas en Galicia, como ya adelantó Faro, alcanza los 582,4 euros al mes. Los Registradores hablan abiertamente de un “deterioro en la accesibilidad” en la compra de vivienda. Es una de las comunidades donde crece el esfuerzo financiero, medido como la porción del salario que es necesaria para afrontar el crédito: 30,5%, casi un punto más que en el primer trimestre del año. Hacía nueve años que la cuota de la hipoteca no se comía tanto sueldo en Galicia, la sexta región donde es esfuerzo financiero es mayor. Y eso a pesar de la mejora de las retribuciones en el mercado laboral. El dato nacional escala al 32,8%.

La morosidad de la banca baja al 3,7% y en créditos al consumo supera los 3.000 millones

La morosidad de la banca española volvió a bajar en noviembre al 3,57 %, tras el ligero repunte de octubre, gracias a que el saldo total de créditos creció y el avance de los préstamos impagados fue mínimo, según los datos publicados ayer por el Banco de España. Los préstamos morosos aumentaron en 17 millones en noviembre, hasta los 42.396 millones, y la cartera crediticia creció hasta 1,186 billones de euros, por encima de los 1,176 billones de octubre, lo que ayudó a reducir la morosidad.

En comparación con noviembre de 2022, la morosidad del crédito pasó del 3,68 % de entonces al 3,57 % del mismo mes de 2023 y el saldo de dudosos mermó en casi 3.000 millones. Además del dato total del sector, el Banco de España publica cada mes la morosidad agregada de bancos, cajas y cooperativas (cajas rurales), por un lado, y, por otro, la de las financieras de consumo.

La morosidad de bancos, cajas y cooperativas pasó del 3,48 % de octubre al 3,45 % de noviembre, después de que el saldo de impagados se redujera en 31 millones, hasta los 39.207 millones. En el caso de las financieras de consumo, la ratio de morosidad pasó del 6,93 % de octubre al 6,97 %, la tasa más alta desde mayo de 2022, con un volumen de dudosos de 3.013 millones, 49 más que el mes anterior.

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