La inspección recupera 1.300 millones en impuestos impagados en la última década

En el año 2023, los controles de la Atriga hicieron aflorar 90 millones de deuda no declarada, la cifra más baja que se registra desde que Galicia puso en marcha su agencia tributaria

X. A. Taboada

En enero de 2013 comenzó a funcionar la Axencia Tributaria de Galicia (Atriga), un nuevo servicio que tenía por objeto reordenar y centralizar las competencias, modernizar y mejorar la eficacia de la gestión y de la recaudación y, por supuesto, reforzar la lucha contra el fraude. Esta última función de la Atriga ha funcionado de maravilla para las arcas autonómicas, pues en la última década ha logrado recuperar 1.302,8 millones de euros en impuestos impagados tras los pertinentes controles e inspecciones a los contribuyentes.

Cuando echó a andar esta agencia autonómica, el entonces presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, lo tenía claro, al advertir que la Atriga nacía para “evitar el fraude” y, así, tener la posibilidad de “ir disminuyendo impuestos”. “Si todos pagamos impuestos todos pagaremos menos tributos”, concluía.

El pasado año, según los datos aportados por la Xunta, los servicios de control hicieron aflorar una deuda tributaria no declarada por importe de 90 millones de euros —en 2022 fueron 97 millones—. Son fondos procedentes de los impuestos que sin estas inspecciones, bien por un franco intento de fraude, por despiste, desconocimiento, negligencia o por una mala praxis sin intencionalidad, el ciudadano nunca abonaría a las arcas autonómicas a pesar de estar obligado a ello.

Hay dos formas genéricas de realizar los controles. Uno es el llamado “extensivo”, por el que la Consellería de Facenda comprueba las autoliquidaciones, que son las declaraciones que presentan los ciudadanos por los impuestos de Sucesiones y Donaciones, Transmisiones Patrimoniales y por la compra de vehículos a motor de segunda mano. Y son los contribuyentes lo que hacen los cálculos, ponen el valor y determinan cuánto les toca pagar por el tributo.

En el control extensivo, la Atriga realizó el pasado año cerca de 464.000 comprobaciones de estas liquidaciones para supervisar que estuvieran bien hechas y que el contribuyente tributaba conforme a la legalidad. De todas ellas, la Xunta tuvo que corregir 26.509 y elevar la cuantía a pagar por parte del ciudadano o empresa. Estas comprobaciones permitieron en 20 22 detectar impagos por 67 millones de euros, así que en 2023 la cifra será muy similar.

La Consellería quiere destacar, de todas formas, que se hicieron correctamente el 96% de las autoliquidaciones del Impuesto de Sucesiones y Donaciones, el 91% del de Transmisiones Patrimoniales y el 94% del de vehículos. Además, el 97,5% aplicó sin errores los beneficios fiscales.

El segundo tipo de control del fraude es el llamado “intensivo”, una inspección en profundidad que además de comprobación incluye también investigación con el objeto de detectar los incumplimientos tributarios cuyo descubrimiento reviste mayor dificultad.

Por estas dos vías, junto con las sanciones impuestas a quienes incumplieron la obligación de tributar, la Atriga ha hecho aflorar en la última década 1.303 millones de euros de deuda tributaria, tal como se recoge en sus memorias anuales.

Nunca , hasta el año 2022, se ha bajado de los 100 millones de euros de fraude detectado. Ni siquiera en 2020, un año marcado por la crisis sanitaria. Ese ejercicio se descubrieron impagos de impuestos por 101 millones de euros, un poco por debajo de los 108 del año siguiente, pero por encima de los 97 millones de 2022 o los 90 el pasado año.

El ejercicio con mayor fraude descubierto de la serie histórica es 2014. Ese año se llegó a los 183 millones. Solo se le acercó 2018 con 180 millones, tal como se recoge en las memorias de la Atriga. El pasado año fue el que registró el menor volumen de deuda tributaria aflorada desde que se creó la agencia autonómica.

Más de 26.000 operaciones por Bizum para pagar los tributos

Pagar los impuestos correspondientes es una obligación, pero al menos que se den facilidades para hacerlo. Con esta premisa, la Atriga ha puesto a disposición de los contribuyentes en los últimos años nuevas fórmulas para facilitar el cumplimiento de las obligaciones sin necesidad de acudir a una oficina bancaria ni de desplazarse. Así se puede hacer online, mediante el uso de una tarjeta de crédito y también de una terminal TPV física en las cinco delegaciones territoriales —opción por la que se hicieron 230.000 operaciones el pasado año—; a través de la domiciliación bancaria (1.400 pagos en 2023); o mediante un giro postal desde las oficinas de Correos o a través de las PDA de los carteros del rural (1.600 operaciones). Pero además, el pasado año se implantó otra modalidad: el pago de los tributos mediante la aplicación Bizum. Este sistema fue utilizado en su estreno en más de 26.200 operaciones, según los datos de la Consellería de Facenda. También desde el pasado año, concretamente desde mediados, se puso en marcha un nuevo servicio por el que la Atriga ofrece a las personas que compran vehículos usados, y que tengan la obligación de presentar el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales, la posibilidad de que sea el personal de la agencia quien se encargue de tramitarlo. Más un millar de personas se apuntaron a esta vía. También se atendió a 262.018 personas para facilitarle las cosas, de las que 7.695 tuvieron un canal preferente por superar los 65 años de edad. Del esta cifra total, 147.990 fueron atendidas de manera presencial en los 47 puntos de información que la Atriga tiene por toda Galicia, mientras que a las 114.028 restantes se le dio asistencia por vía telemática.

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