La subida de tipos dispara el esfuerzo para pagar la hipoteca al nivel más alto en 10 años

Los hogares deben destinar el 32% de sus ingresos al préstamo por dos décadas

El precio máximo que se pueden permitir cae de 175.000 a 150.000 euros

Daniel Domínguez

La economía familiar de Carmen –—nombre ficticio porque esta mujer prefiere mantener el anonimato— ha sufrido una sacudida brutal en los últimos años debido al encarecimiento de las hipotecas. Su préstamo para adquirir una vivienda en una céntrica calle de Santiago, pasó de costarle 650 euros al mes a 1.200 tras la última revisión el pasado septiembre, a lo que sumaba su piso anterior, que mantiene alquilado y cuota ascendió de 280 a 400 euros.

Ante esa situación, renegoció las condiciones cambiándose de entidad financiera para lograr un interés fijo del 2,5% durante cinco años, con una cuota combinada de casi 1.100 euros. “Después, pasará otra vez a ser variable porque no me mantenían ese 2,5% para siempre. A partir de entonces, tendré que negociar otra vez y ya veré. Me ahorro mucho dinero porque era inasumible”, comenta esta mujer, madre de tres hijos.

El acceso a la vivienda y su mantenimiento siempre ha sido la principal carga económica de las familias, pero su encarecimiento, tanto de las hipotecas como de los alquileres, ha agravado el problema.

La crisis inflacionista afectó directamente al precio del dinero y esto repercutió sobre el euríbor, el índice de referencia para las hipotecas, desde mediados de 2022. Los tipos de interés pasaron del 0% en el que llevaban instalados desde 2016 al 4,5% del pasado septiembre, mes a partir del cual comenzaron un ligero descenso, si bien en marzo repuntaron de nuevo hasta un 3,72%, por encima del 3,671% de febrero y del 3,647% de marzo del año pasado. Es la cota más alta desde noviembre.

En este contexto, el esfuerzo de las familias gallegas para hacer frente a la hipoteca en el horizonte de 20 años es el más alto de la década, pues supone el 32% de sus ingresos, el porcentaje más elevado desde el 33,4% de 2013. Ese porcentaje de esfuerzo se incrementó en 2023 cinco puntos respecto al 27,% de 2022, según los datos de Accesibilidad a la vivienda del Instituto Galego de Estatística (IGE).

La mayor parte de cifras empeoran. El esfuerzo financiero del ejercicio —sin la perspectiva a 20 años— es del 28,7% frente al 23,9% de 2022 y es el dato más elevado desde el 29,6% de 2014. Esta magnitud es el cociente entre la cuota anual del préstamo hipotecado por el 80% del precio medio de una vivienda y el salario anual medio de un trabajador. Es decir, que de cada 1.000 euros ganados por un gallego, la hipoteca se come 287.

Otro de los indicadores que muestra el impacto de la crisis de precios sobre el pago de la vivienda en propiedad es el de la exposición al riesgo, es decir, el cociente entre el precio de una vivienda estándar y el precio máximo que puede pagar un trabajador sin incurrir en un riesgo excesivo para su economía. Este porcentaje llegó el año pasado al 86,1%, 14,5 puntos más que al cierre de 2022. Es el dato más elevado desde 2014, según el IGE.

Además, el impacto de la crisis de precios, que castigaron el bolsillo de los ciudadanos con el mayor aumento desde la Transición, especialmente en los productos de alimentación, redujeron su capacidad para acceder a viviendas de más precio. El precio máximo asumible para no tener que dedicar más de un tercio de los ingresos mensuales a la cuota hipotecaria se redujo de 175.000 euros en 2022 a 150.000 el año pasado, es decir, que los gallegos pueden pagar casas 25.000 más baratas que un año antes.

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