El regreso al valle de As Encrobas

Visitantes se acercan al lago, creado tras el cierre de la mina que Fenosa explotó 30 años

Los gestos más repetidos en el primer fin de semana con el lago de As Encrobas abierto al público fueron dos: hacer fotografías con el móvil y tocar el agua con las manos. Vecinos de Cerceda y de otros municipios se acercaron a conocer el lugar tras proceder Naturgy a su apertura el pasado jueves. Pudieron disfrutar de la playa fluvial y del paseo perimetral de 6,5 kilómetros desde el que se puede contemplar buena parte de esta masa de agua, que nació tras el cierre de la mina de carbón, que la empresa energética explotó desde 1980 hasta 2008 para abastecer a la central térmica, ahora también sin actividad.

Ciclistas, paseantes y residentes del municipio se animaron a acercarse hasta el lago, pero no fue un paseo más para los vecinos que se criaron en el valle de As Encrobas antes de que se convirtiese en una explotación minera y que han podido regresar a estas tierras más de 40 años después. José Manuel Cancelo es uno de ellos. Confiesa que siente “nostalgia” al volver a estas tierras, que tuvo que abandonar cuando tenía 18 años y a las que ha podido regresar con 60. Al estar allí asegura no reconocer nada, ya que ahora el valle está inundado, aunque en su memoria recuerda “perfectamente” los caminos y cómo era el lugar. “Anduve de pequeño mucho por aquí. Me gusta mucho cómo ha quedado. Puede ser una zona que dé mucho juego”, señala. También detalla que estaba viendo las truchas porque “pescaba mucho” en el río Barcés.

Visitantes, ayer, contemplan el lago de As Encrobas, en Cerceda.   | // VÍCTOR ECHAVE

Visitantes, ayer, contemplan el lago de As Encrobas, en Cerceda. | // VÍCTOR ECHAVE / Iván Aguiar

Pilar Ricandal es otra de las vecinas que vivía en el valle de As Encrobas y que pudo regresar tras tantos años. Lo primero que quiso hacer al llegar al lugar, según confiesa ella misma, es “volver a tocar el agua”. Relata que siente “nostalgia” tras visitar el lago y destaca, además, la “tranquilidad” que hay, ya que se trata de una zona bastante alejada de núcleos habitados y con mucha vegetación.

Ayer, primer sábado tras la apertura del humedal, fueron muchos los ciclistas y paseantes que se acercaron. Uno de ellos fue Eduardo Seoane, de A Coruña, que afirma que el lugar es “muy agradable” y que está “muy bien”. También explica que la zona de la playa fluvial no está “cuidada”, ya que presenta bastante vegetación en la orilla por falta de mantenimiento.

La zona próxima al lago, que habitualmente no presenta apenas movimiento de gente, se había llenado de visitantes. Incluso la Policía Local de Cerceda patrulló por la zona ante la importante llegada de visitantes.

Naturgy indicó recientemente que la transformación de la antigua mina de Lignitos de Meirama en un lago artificial ha generado “un gran espacio protegido de biodiversidad que supondrá un impulso al desarrollo económico, turístico y ambiental de la zona”.