Los datos de Ecovidrio, entidad encargada de la gestión del reciclado de los envases de esta fracción en toda España, revelan que A Coruña registró los peores datos de reciclaje de vidrio en toda la comarca durante el pasado año, que estuvo marcado por el estallido de la crisis del COVID a finales del invierno. En el municipio se recogieron 3.711.800 de kilogramos de estos envases, lo que sitúa la aportación de cada ciudadano en 15,01 kilogramos. Esto supone que el municipio se sitúa por debajo de la media provincial, que es de 18,1, y de la autonómica, de 18,3. En el área metropolitana, los concellos de Oleiros, Cambre, Culleredo, Bergondo, Sada, Arteixo, Abegondo y Carral presentan mejores cifras que la ciudad.

A Coruña, que dispone de 668 colectores para depositar esta fracción de basura, empeoró los datos de reciclaje de vidrio el pasado año con respecto al anterior, aunque ya entonces era el segundo peor municipio en esta faceta. De hecho, Cambre, que en 2019 presentaba el peor dato del área, mejoró ligeramente y cedió el último lugar a la urbe.

En el extremo contrario, Bergondo registró la mejor cifra de reciclaje de vidrio en el área coruñesa. Los residentes de este ayuntamiento depositaron un total de 153.560 kilogramos en los contenedores para este fin, lo que supone una media de 23,05 kilogramos por habitante, es decir, casi cinco puntos por encima de la cifra a nivel autonómico.

Le siguen de cerca Oleiros, en el que se recogieron 766.100 kilogramos de vidrio (20,96 por vecino) y Carral, cuyo dato se situó en 20,4 tras recoger 132.060 kilogramos. El municipio de Arteixo, que asumió la gestión del servicio de residuos en 2018 tras abandonar el Consorcio As Mariñas, registró 629.780 kilogramos, es decir, 19,23 por cada habitante, según los datos recopilados por Ecovidrio.

Sada se situó en el quinto mejor lugar, con 18,71 kilogramos reciclados por vecino (303.000 en total) y Abegondo logró 18,46 por habitante (99.680 en total).

Ya con cifras menores bastante peores y por debajo de las medias autonómicas y provinciales están Culleredo, que recicló 16,02 por vecino (491.640 kilogramos en total) y Cambre, con 15,72 por residente (386.640 como cifra global). El peor puesto fue para A Coruña, que fue el municipio en el que sus habitantes depositaron menos kilogramos durante 2020.

Otro aspecto que también revelan los datos de Ecovidrio es que en todos los ayuntamientos de la comarca coruñesa, salvo A Coruña y Abegondo, se registró un importante incremento del vidrio depositado en los contenedores en comparación con 2019. La concesionaria del servicio de basura del Consorcio As Mariñas, Cespa (Ferrovial), aseguró en abril del pasado año que los habitantes de los ocho concellos adscritos a la entidad se habían incrementado en “unos 10.000 o 10.500”, según sus cálculos, tras constatar un aumento de la basura en comparación con un periodo normal.

La gestión de la basura en el área está en crisis con la salida de Culleredo y el estudio de Cambre

El Consorcio As Mariñas, entidad que gestiona el servicio de basuras en ocho ayuntamientos de la comarca de A Coruña, vive una fuerte crisis tras anunciar Culleredo su intención de abandonar la entidad y Cambre, de realizar un estudio sobre la viabilidad de hacerlo también. En ambos casos, los concellos cuestionan la calidad de la gestión de la recogida de residuos. En 2018 ya se hizo efectiva la marcha del Concello de Arteixo, que cuestionó durante bastante tiempo la calidad del servicio de gestión de residuos. Al final, su alcalde, Carlos Calvelo, decidió salir del organismo comarcal para asumir la gestión. Este organismo supramunicipal, que no logró constituirse en mancomunidad ni en área metropolitana, se encuentra en un limbo en este momento.

Su actual presidente, el alcalde abegondés José Antonio Santiso, ha convocado a todos los alcaldes de los concellos a una reunión el próximo 4 de junio a las 12.00 horas en el Edificio A Senra de Bergondo. Solo hay un punto en el orden del día: “La situación actual del Consorcio As Mariñas”. Abandonar el Consorcio supone varios problemas, como los compromisos con la planta de tratamiento de residuos de Nostián, el futuro de servicios consorciados como el de la lacería.