El número de bodas en la comarca de A Coruña pasó de las 933 en 2020 a las 1.379 del año pasado, una subida del 47,8%. Lógico debido a las restricciones sanitarias de 2020 que hicieron que muchos pospusiesen su enlace. Pero mientras las bodas tuvieron un boom, el número de nacimientos en el área metropolitana registró un descenso: de los 2.635 nacimientos del año 2020 se pasó a los 2.495 de 2021. El dato más sorprendente no es tanto esta reducción global, ya habitual en los últimos años, como la situación concreta e incluso alarmante de algunos municipios. El caso de A Coruña es el más sangrante: registró el año pasado 1.477 natalicios, la cifra más baja de toda sus historia, desde la democracia, según los datos del Instituto Galego de Estatística (IGE) que los ofrece desde 1975.
En el caso coruñés, este mínimo histórico de bebés se une a un saldo vegetativo negativo alto, una cifra de -1.252, tiene muchos más fallecimientos que nacimientos. Solo tuvo una cifra similar en 1981. Toda la comarca tiene saldo vegetativo negativo.
Si A Coruña registró su mínimo histórico de nacimientos, los concellos de Arteixo, Bergondo y Culleredo contabilizaron su mínimo de los últimos casi treinta años, hay que remontarse a los años noventa para ver números similares. Culleredo, por ejemplo, tuvo el año pasado 172 partos (frente a los 211 de 2020) y hay que ir hasta 1994 para ver un número tan bajo, también 172.
En Bergondo fueron 23 nacimientos el año pasado y para encontrar una cifra más baja hay que ir hasta 1996. En Arteixo, se debe estudiar el año 1998 para hallar un número más bajo que los 196 del año pasado.
Oleiros, tradicionalmente un concello con un gran número de nacimientos, que siempre tenía largas listas de espera en sus cuatro escuelas infantiles, también registró en 2021 su número de alumbramientos más bajo de los últimos veinte años: 213 niños y niñas, hay que remontarse a 2002 para ver otro número tan reducido. El resto de concellos de la comarca tienen un comportamiento más estable, sin estos descensos tan drásticos en los últimos años.
Los nacimientos de 2021 corresponden con embarazos de 2020, en plena pandemia, por lo que se puede colegir que ha influido esta circunstancia en el retraimiento de las concepciones. Sin embargo si se observan los datos de los últimos años se ve que es una tendencia que se mantiene a la baja desde hace mucho tiempo, y se observa también en las matrículas de Infantil y Primaria en la comarca, que por ejemplo este curso 2022 bajaron un 8,7% este año.
La crisis sanitaria y la económica y la incertidumbre influyen en el menor número de nacimientos pero también otras circunstancias: la falta de empleo, el encarecimiento de la vivienda, unos alquileres cada vez más inasequibles. O directamente, no hay alquileres.
Si una pareja joven que quisiese tener hijos, antes podía comprar o alquilar una vivienda, ahora lo tiene mucho más difícil. Ni siquiera de alquiler: algunos estudios analizan la influencia del incremento de los pisos turísticos en relación al declive demográfico debido a que se reducen los alquileres tradicionales y los que quedan suben de precio, y se expulsan residentes del centro de las urbes. En A Coruña el pasado octubre estaban registradas 684 viviendas turísticas con 3.241 plazas, más que en cualquier otra ciudad gallega excepto Vigo. Desde marzo de 2020, el inicio de la pandemia, a octubre de este año, el incremento de estas viviendas en la ciudad herculina fue del 74,5%.
Cada vez hay menos nacimientos y más población mayor. Los fondos extranjeros se han dado cuenta y están adquiriendo residencias en toda Galicia, desde Vigo a Oleiros, mientras las políticas públicas siguen sin tener en cuenta esta realidad.
