A punto de cumplirse cuatro años de la catalogación como monumento de la antigua fábrica de la luz de Betanzos, el abandono se ensaña con este emblemático edificio modernista diseñado por Rafael González Villar, que ahonda en su declive sin un plan de rehabilitación a la vista.
La situación de este inmueble, que ha perdido ya buena parte de su cubierta, llegó al Parlamento a instancias del BNG, que instó a la Consellería de Cultura a tomar medidas para garantizar la conservación de este edificio en coordinación con el Concello de Betanzos y a instar a la empresa propietaria, Naturgy, a adoptar medidas sin más demora.
La diputada Mercedes Queixas alertó del elevado riesgo de desplome de este monumento y apeló a la imperiosa necesidad de “planificar con urgencia un plan de conservación apropiado” que dé una segunda vida a este inmueble como espacio sociocultural.
El secretario xeral de Políticas Culturais, Anxo M. Lorenzo, defendió que el “compromiso” de la Xunta con la conservación de la antigua fábrica de la luz de Betanzos es “máximo” y recordó que en 2017 el Gobierno gallego abrió el expediente para su inclusión en el catálogo de patrimonio cultural.
El responsable autonómico defendió que se trata de una “cuestión enormemente compleja”, inmersa actualmente en pleitos, y sostuvo que el hecho de que este monumento sea de titularidad privada “limita las actuaciones de la Xunta” dado que son los propietarios los que deben velar por su correcta conservación.
El Gobierno gallego defiende que actúa en base a sus competencias y en coordinación con el Concello, a quien le corresponde velar porque la empresa cumpla las órdenes de ejecución e imponer multas coercitivas en caso de desobediencia.
“Actuamos de forma debida, conforme a las competencias que tenemos y siguiendo el marco legal”, defendió Lorenzo, que recordó que la catalogación del edificio frenó el derribo que tramitaban los propietarios. La respuesta no convenció al BNG, que replica que la Xunta actuó tarde, tras reclamar su formación medidas durante años, y que el Ejecutivo gallego dispone de fórmulas para actuar para “conservar esta pieza esencial del patrimonio betanceiro”.
