Miño se erige un año más como el municipio que más crece en población de la comarca

Aumenta el censo un 2% y se sitúa a la cabeza del área en términos relativos seguido de Arteixo, Oleiros y Sada | Las grúas vuelven a Costa Miño, que despide sus esqueletos

La urbanización Costa Miño Golf, en Miño. |   // VÍCTOR ECHAVE

La urbanización Costa Miño Golf, en Miño. | // VÍCTOR ECHAVE / A. Pérez

Un año más, Miño es el municipio de la comarca que más ha incrementado su padrón en términos relativos. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, con datos a 1 de enero de 2023, este pueblo pasó de 6.624 a 6.763 censados, lo que supone un aumento del 2,1%.

El crecimiento contrasta con el estancamiento de la comarca betanceira, con municipios que pierden año a año población como Vilarmaior, Vilasantar o Aranga. Otros como Coirós o Curtis mantienen mejor el tipo y han logrado mejorar sus cifras anualmente, especialmente Curtis, que ha registrado un fuerte impulso con el despegue del polígono de Teixeiro. Paderne o Betanzos también han logrado revertir en 2023 la tendencia a la baja, con crecimientos muy moderados (13 y 10 nuevos empadronados respectivamente). Otros, como Oza-Cesuras, vuelven a caer en población tras inflar el padrón durante la pandemia (pasa de 5.236 a 5.199 habitantes).

Miño no solo logra situarse a la cabeza en crecimiento en su comarca, la betanceira, sino que logra los mejores resultados en el cinturón metropolitano coruñés en términos relativos, seguido de Arteixo, con una subida de 1,65%, y de Oleiros, del 1,5% y Sada, 1,5%.

Este municipio costero, que intenta deshacerse desde hace años del sambenito de municipio turístico, ha experimentado un crecimiento constante en los últimos años y se sitúa también a la cabeza en crecimiento poblacional en el último decenio, en el que vio incrementado su padrón un 15,4%, el mayor de la comarca, seguido por Sada, que ha visto aumentado su censo un 9,7% entre 2012 y 2022.

El tirón de los últimos años de Miño ha permitido dar un vuelco a una urbanización se convirtió en paradigma del ladrillazo y que repunta como primera residencia: Costa Miño Golf.

Tras años de parón, las grúas han vuelto a este complejo residencial impulsado por Fadesa, que se despide poco a poco de los esqueletos de viviendas y que ha logrado vender casi todas las parcelas embargadas por los bancos. La pandemia despertó el interés por esta macrourbanización y el Concello acaba de vender en subasta por 909.0000 euros los últimos esqueletos, que han sido adquiridos por una promotora madrileña, Fredmer SL.

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