Tres décadas entre libros y tinta

Las bibliotecas de Arteixo y Meicende cumplen 35 y 30 años en funcionamiento

Charla sobre cómics en la biblioteca central en 1996.

Charla sobre cómics en la biblioteca central en 1996. / LOC

Daniel Abelenda Lado

Daniel Abelenda Lado

“Una biblioteca pública sirve para fidelizar a la gente con la lectura”, recalca el bibliotecario y archivero municipal de Arteixo, José Luis Alonso. Él fue el responsable de inaugurar, hace 35 años, la primera biblioteca del municipio, hoy dedicada al escritor Henrique Rabuñal. Miles de vecinos han acudido a ella dispuestos a sumergirse entre páginas y tinta. Muchos también lo han hecho en la Antón Castro de Meicende, que este año celebra sus tres décadas de operatividad. Comenzó a funcionar en abril de 1994 en un aula del San Xosé Obreiro, antes de trasladarse al centro social.

Puesto de la biblioteca durante un feirón de Arteixo en 2013.   | // LOC

Puesto de la biblioteca durante un feirón de Arteixo en 2013. / LOC

La biblioteca central de Arteixo abrió sus puertas en febrero de 1989, según relata Alonso. “En los cinco primeros años estuve solo, gracias. A los chavales, que se implicaron en el trabajo diario, fue posible sacarla adelante”, rememora. El centro tuvo éxito desde los primeros días. “El primer año hicimos 300 socios”, destaca el bibliotecario. El público infantil, mayoritario, compartía con el resto de usuarios el espacio que ahora ocupa el Juzgado de Paz en el edificio de Servizos Múltiples. “Había muchos chavales, pero también venía gente mayor en busca de novelas y para consultar enciclopedias, que en aquella época eran fundamentales al no haber internet”, apunta José Luis Alonso. Entre todos los ejemplares prestados, recuerda con especial detalle, aunque sin poder precisar el título, un libro que suscitaba mucha curiosidad entre los jóvenes que explicaba la reproducción para público infantil.

También se organizaron diferentes grupos de lectura, como Catacroc, que empezó a funcionar en 1991, y charlas, como las relacionadas con el mundo del cómic. El audiovisual cautivó a los más pequeños. “Se llegaron a reunir sobre cien niños ante una televisión de 28 pulgadas”, cuenta el bibliotecario, que mira con añoranza los métodos antes de la digitalización en 2003. Antes, en 1999, se habían trasladado a a su sede actual en el centro cívico y cultural Manuel Murguía.

Las actividades con los jóvenes lectores continúan hoy en día. Por un lado están los cuentacuentos y, por otro, las visitas diarias de los escolares, que se organizan desde hace 17 años. “A la biblioteca central vienen por la mañana, grupo por grupo, los alumnos de Infantil y Primaria de los colegios Ponte dos Brozos, Arteixo y Galán. Los del San Xosé Obreiro visitan la biblioteca de Meicende”, indica. “Hubo gente que protestó por el ruido, pero habilitamos una zona de estudio en la sala de audiovisuales”, precisa Alonso.

El archivador municipal tiene una máxima clara: “una biblioteca no es mejor por la cantidad de libros que tenga, sino por su calidad”. Reconoce que cada vez tiene más lleno el depósito y que, para satisfacer las demandas de los usuarios, suelen hacer expurgos para mantener la cantidad de ejemplares estable. Cifra “en torno a 30.000” las visitas de usuarios el año pasado, en el que recuperaron registros anteriores a la pandemia. Los grandes éxitos de audiencia en los diferentes centros de Arteixo son los libros para los lectores infantiles y juveniles. En 2023, notaron un crecimiento elevado de las demandas de mangas japoneses como Naruto, One Piece o Dragon Ball.

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