No, no se trata del "pajarito" más o menos maduro de Chávez. Que María Pita vive -renace-, es un hecho.

Ella, María Mayor Fernández da Cámara y Pita, colaboró decisivamente en la defensa de la Ciudad Vieja de A Coruña junto a otras mujeres que echaron sobre sus hombros la responsabilidad de evitar que las tropas inglesas se hicieran con la población.

Aquel mes de mayo de 1589 no se olvida. Y los pescadores gallegos del cerco no olvidarán tampoco los días 11 y 12 de diciembre de 2015, después de que un importante grupo de mujeres de Galicia (unas 160, según los datos) hubieran izado en los jardines compostelanos de San Caetano la bandera de la dignidad para reclamar cuotas de pesca justas, en un momento en el que las distintas flotas se ven con la boya al cuello.

En Galicia no hay posibilidad de vivir de la captura de jurel. Tampoco de la de caballa, sardina o anchoa. Pero, ojo: otras especies capturadas por distintas flotas gallegas es probable que se reduzcan drásticamente en el reparto de TAC y cuotas que la UE realizará en el Consejo de Ministros de Pesca a celebrar en Bruselas el próximo martes. Y hablamos de rape, de lirio, de gallo, de merluza ibérica, todas ellas especies objetivo para los barcos de Galicia en sus caladeros tradicionales.

Los ánimos no están en su mejor momento, a pesar del espíritu reivindicativo de todos y cada uno de los concentrados en San Caetano. Por ello el relevo. Las nuevas María Pita quieren renovar su compromiso con la mar y con los profesionales de esta y llevar a los cerqueros un espíritu renovado de lucha contra las imposiciones de recortes que llegan de la capital belga.

En coches particulares, en autobuses e incluso en tren, las mujeres llegaron dispuestas a sentar las bases de su apoyo a quienes cumplen 50 días de protesta silenciosa frente al edificio administrativo de la Xunta en la capital gallega. Creen que su presencia en la zona de acampada ha servido para insuflar nuevos bríos a aquellos que no han recibido ni una sola buena noticia desde que el 22 de octubre se afianzó la primera tienda de campaña en San Caetano y esperan que la conselleira do Mar, Rosa Quintana, sea receptiva y decida compartir con los reclamantes unos minutos de su tiempo para escucharles y tomar decisiones.

Fueron 24 horas distintas. Ver a las mujeres en un campamento que alberga las frustraciones de muchas familias marineras no es grato para quienes ocupan los despachos del edificio de la Xunta. Pero tampoco lo es para quienes demandan una salida a un problema que no solo afecta a los marineros de este o aquel pueblo, villa o ciudad. Los perjudicados son muchos y el futuro de sus pueblos está, en buena medida, al socaire de lo que los barcos puedan pescar.

Compatir es el verbo. Su aplicación real depende en gran medida de lo que la Secretaría General de Pesca decida en Madrid. Por esto, la gente de mar considera que la Xunta debe dar un primer paso para que las cosas cambien. En ello están los patrones mayores de las cofradías de pescadores de Asturias que, junto con el presidente de su Federación, estarán hoy con los marineros del cerco en San Caetano. Es un apoyo más que el presidente de la Xunta, jaleado el viernes en Carballo por los marineros de cerco, deberá tener en cuenta después del mal trago de ver cómo más de un centenar de mujeres hacían lo mismo en el campamento instalado frente al edificio del Gobierno gallego.