Sé que se trata de una medida con probable fecha de caducidad: la Semana Santa, con posibilidad de prórroga al verano. Aún así, expreso mi reconocimiento a la decisión de la conselleira do Mar, Rosa Quintana, de llevar a los centros de consumo la inspección que, hasta ahora, solo se practica en los tinglados de muelles y playas para detectar pescado y marisco capturado furtivamente y que se pone en circulación sin las más mínimas garantías de salubridad.

Seguro que el resultado hará que bares, restaurantes y asimilados sean, a partir de ahora, la verdadera muralla que el sentido común oponga al furtivo, un personaje que delinque, se enriquece y pone en riesgo la vida de los consumidores con la connivencia del intermediario, que no es otro que aquel que se beneficia de los bajos precios a los que el furtivo "coloca" su "mercancía", que se cobra al cliente como si se tratase de la mejor almeja, el más excelente pulpo, el más extraordinario percebe o la más opípara centolla. Todos sabemos lo que es esa oferta de calle que realiza un escurridizo personaje a un precio que no puede explicar el riesgo y el trabajo de un percebeiro real.

Por todo ello, conselleira, este reconocimiento. Con el añadido de que tal control se mantenga en el tiempo y que no decaiga lo más mínimo si, efectivamente, queremos dar a nuestros productos de la mar el verdadero valor en precio y calidad que les corresponde para que cuando se pregone el marisco de Galicia todos sepamos que vamos a consumir calidad y que ésta tiene un precio.

Desde las depuradoras a los lugares de consumo, control y vigilancia. Y para quienes tienen la misión de cuidar los parques de cultivo, el apoyo decidido de la Consellería. También a los vigilantes o guardas jurados de las cofradías, para que se reconozca su autoridad y no sean una carga para los pósitos sino un puntal en la defensa de la calidad y la salubridad de unos productos que van a hablar al mundo de Galicia.

La decisión, tardía, seguro que será eficaz y satisfará a los que arriesgan sus vidas por un salario acorde a ese riesgo. Todavía hay tiempo para enderezar el rumbo.

La proa, fija. No puede ser que se sigan beneficiando de lo que el mar pone a nuestro alcance aquellos que no se mojan el culo con la autorización pertinente, en la época adecuada, los lugares designados oficialmente y en las cantidades estipuladas. En Semana Santa y en todos los días de las santas semanas de cada año.