La Asociación de Armadores de Cerco de Galicia (Acerga) cumple cinco años de existencia. Es una organización en la que un centenar de armadores comparten las cuotas pesqueras para llegar a fin de año de manera solvente. Juan José Blanco lleva todo este tiempo como presidente y se enfrenta ahora a una nueva etapa en la agrupación: el impulso de la organización de productores (OP) del cerco gallego.

- Cinco años ya de Acerga, ¿no?

-Llevamos desde 2013. La idea del gallego es un tanto individualista y pasamos de cero a decirle a la gente que teníamos que compartir cuotas. Costó mucho trabajo, pero ahí estamos. ¿Que podíamos haber hecho más a estas alturas? Seguramente, pero los recursos son los que son y la gente tarda mucho en entender la situación actual. Siguen queriendo las cuotas de antes y hay que adaptarse a lo que hay.

- Acerga se ha constituido finalmente como organización de productores. ¿Por qué?

-El motivo es que no nos sentimos representados en Bruselas y a las OP se las escucha más. No queremos solamente quedarnos en un grupo de armadores que reparten las pocas cuotas que tienen. Queremos llegar a vender, llegar al mercado y darle un impulso hacia adelante, como por ejemplo comprando los suministros de forma conjunta.

- Entonces, ¿buscan vender mejor y también un ahorro en avituallamientos?

-Y estar ahí. La intención es mandar propuestas a Bruselas de las cosas que nosotros vemos que van a beneficiar al sector. Es lo que tenemos para que nos oigan.

- ¿El número de barcos de Acerga sigue rondando la centena de los 150 en total que hay en Galicia?

-Somos 103 en la actualidad. Sin embargo, ahora como OP van a empezar algo más de 60 para, poco a poco, ir incorporándose el resto. El motivo es que hay algunos que, por cómo está constituida su empresa, no pueden entrar todavía. Son los requisitos que están marcados por ser OP y hay que ponerse al día. Llevamos un año luchando por ser OP y requiere mucho papeleo.

- ¿Cree que Galicia tiene demasiados barcos de cerco?

-Los cerqueros que tiene Galicia son los que hacen falta. Principalmente por los puestos de trabajo que generan, pero también por el volumen de negocio. Solo en Acerga generamos cerca de 40 millones de euros, que vienen de 1.200 trabajadores que van al mar. Pero es que después también están los empleos indirectos, que son entre 3.000 y 4.000 más. No representamos mucho en el PIB, pero en los pueblos marineros de toda la vida generamos mucha actividad y puestos de trabajo.

- Pero sigue habiendo problemas con las cuotas?

-Ese es el problema. Lo que pedimos nosotros es que haya cupos diarios, porque tenemos que pensar en hacer una pesca sostenible. Muchas veces con menos pescado se consigue más dinero o, por lo menos, el mismo. Ahí es donde hay que incidir, en traer el mínimo pescado posible para que se venda bien y poder vivir. Tampoco hablamos de disparar los precios, porque de lo contrario el consumidor final tampoco podría comprarlo en el supermercado y ese no es el objetivo.

- ¿Mismo límites de pesca para todos entonces?

-Acerga quería ampliarlo a todo el Cantábrico Noroeste, pero es necesario el consenso de todas las comunidades. Por eso primero quisimos hacerlo en Galicia, poniendo 1.000 kilos por tripulante de jurel y el barco que menos tripulantes tiene un mínimo de 7.000. Antes un barco que tuviera mucha cuota podía venir a puerto y descargar 40.000 kilos de golpe. Eso es romper el mercado y una mala política pesquera, que además fastidia el caladero. No tiene futuro y lo ideal sería extenderlo al Cantábrico Noroeste.

- ¿Conseguir eso es tan complicado como unir a todo el cerco gallego? Fuera de Acerga hay unos 45 barcos más.

-Están repartidos por grupos muy pequeños, muchas veces por cofradía. No es obligatorio que todos estén en Acerga, pero sí es responsabilidad de cada armador o patrón el realizar una pesca sostenible. Antes todos nos llevábamos bien, la flota estaba regulada. Pero se enfrentó a los armadores para acabar con la flota, puede que con intereses por detrás, porque hubo cosas injustificadas. A nosotros nos dio la vida crear la asociación, repartir lo que tenemos para ir aguantando. Lo mejor que nos pudo pasar fue que nos juntásemos este grupo de amigos, ya que creo que un 60% de la flota desaparecería si no lo hiciésemos.

- ¿Qué pasa con la sardina?

-A la sardina muchas veces se le tuvo que dar paros biológicos. Ahora se sabe que tarda mucho en desovar a pleno rendimiento, hasta los cinco años. No es el caso de la anchoa, que en un mismo año desova y a los tres años muere. ¡Claro que se va a recuperar el caladero! Cada año un poco más, pero tenemos el problema de que hay mucha mortalidad de sardina pequeña y no se sabe por qué es, si por el cambio climático o qué, pero no por la pesca.

- ¿Con la OP también impulsarán proyectos para estudiar las pesquerías?

-Es la idea. En la zona IXa ahora hay un stock de anchoa, pero lo que no tenemos es cuota [solo un 1,14%]. En las Rías Baixas hay una biomasa estable, por lo que queremos hacer un estudio. Esto se lo vamos a plantear a la nueva secretaria general de Pesca, Alicia Villauriz, y si hace falta lo financiaremos nosotros, aunque no tengamos ese nivel de recursos.

- ¿Alguna propuesta más para Villauriz?

-Principalmente le vamos a exponer que no podemos solo tener un 10% de margen de error al descargar. No hay forma posible de que un marinero a bordo sea capaz de ver si una caja de pescado lleva 8, 9 o 12 kilos. Luego llegas a tierra y te encuentras a dos agentes de la Guardia Civil [en el caso del puerto de A Coruña] que te levantan un acta si te pasas un poco del 10%. Vamos a plantear que se pase del 10% al 20%, porque así estaríamos dentro de los márgenes.