La espuma, en el mar, es casi siempre un aviso: ola que rompe en las rocas, bajo a la vista, rompiente... en cualquier caso, atención a lo que acontece porque en la mar, la espuma no es un juego de niños cuando, en los parques o plazas, los bomberos les hacen disfrutar durante unos minutos con esas olas o montañas de espuma destinadas, en principio, a la extinción de un incendio y que, para la chavalería, es un motivo para, incluso, jugar al escondite.

La espuma del trabajo baja en la mar, donde el empleo se ha reducido en el segundo trimestre de este año un 28% respecto al mismo período de 2017, con lo que las personas ocupadas son, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), 14.200, el valor más bajo desde que existen datos registrados en la EPA (del año 2009, cuando había un total de 23.800 profesionales de la pesca marítima).

En medio de la espuma comparativa surge una vez más la dificultad existente para contratar marineros gallegos y se evidencia cómo los armadores recurren a tripulaciones extranjeras para que sus barcos puedan seguir pescando.

Un estudio reciente efectuado por la consultora Sinerxia Plus -denominado Enquisa sobre a situación sociolaboral e de contratación no sector da Pesca de Galicia, se refiere a ese incremento en la contratación de extranjeros- señala que, según fuentes de los propios armadores, más de la mitad de sus tripulaciones está formada por ciudadanos no españoles, y el Grupo Socialista en el Parlamento gallego considera que es el resultado "de las políticas de un gobierno en el que el PP hace mucho tiempo que abandonó el sector", como lo evidencia -en su opinión- que en el año 2017 la Xunta tan solo hubiera ejecutado el 37% del programa 723A- Competitividade e mellora de calidade da produción pesqueira e da acuicultura.

Los socialistas proponen que se analicen las causas del descenso "constante" en el número de personas ocupadas "para establecer una propuesta firme, de largo alcance, dejando a un lado los abordajes ideológicos o partidarios, y centrarse en objetivos e instrumentos operativos que generen acuerdos, los máximos posibles". Y añaden: "Es preciso comprometerse con medidas concretas y calendarizadas, con dotación de recursos y con la excelente ejecución de ellos". Para eso, proponen elaborar un plan de choque antes de que finalice el año 2018 que determine las acciones a llevar a cabo para evitar la caída de población ocupada que sufre el sector de la pesca gallega para evitar que se reproduzcan datos como el de la EPA del segundo trimestre de 2018, "que reflejan el dato más bajo desde el año 2009".

No sería malo que se llegase a la rectificación de esos datos por parte de la Xunta, pero tampoco que el Gobierno central modificase aspectos como el de los derechos históricos de pesca y el reparto adecuado de las cuotas al objeto de que las cosas cambien de una vez por todas en el sector pesquero de Galicia.

Porque aquí, todos tenemos pito que tocar para saltar en la espuma.